El presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró que sus tropas no tienen apuro alguno en abandonar Ucrania pese al avance de las fuerzas de Kiev y el aumento de la presión internacional por la denuncia de “muertes violentas” en manos del Ejército Rojo.
“Nuestras operaciones ofensivas en el Donbás no se detienen. Avanzan poco a poco”, declaró el líder ruso en referencia a la región del este ucraniano, que concentra gran parte de los territorios conquistados por Moscú desde el comienzo de la guerra. “No tenemos prisa”, afirmó Putin. A su vez, el Kremlin prohibió oficialmente el envío de reclutas al frente y rechaza llevar a cabo una movilización general en el país.
Mientras tanto, Kiev avanza recuperando territorio gracias al armamento enviado por Occidente. En una de las ciudades reconquistadas, Izium, Ucrania aseguró que el 99% de los más de 400 cuerpos exhumados en fosas comunes presentaban “señales de muerte violenta”. Naciones Unidas prevé enviar un equipo de investigadores para verificar este tipo de denuncias que en el pasado fueron rechazadas por el Kremlin.
A nivel político, continúa la tensión entre Rusia y Estados Unidos. El presidente, Joe Biden, advirtió a Putin contra el uso de armas nucleares o químicas y amenazó con una respuesta “sustancial” si Rusia daba este paso, que “cambiaría el curso de la guerra de una manera que no se ve desde la Segunda Guerra Mundial”.
Desde otra posición, el canciller alemán, Olaf Scholz, busca acercarse a Putin y ante la prensa manifestó que sus conversaciones “siempre en tono amistoso”. El martes pasado mantuvieron un diálogo en el cual Olaf reiteró el pedido de alto al fuego. Tres días después, Alemania anunció que tomó el control de las actividades del grupo petrolero ruso Rosneft en el país germánico donde tiene varias refinerías, a fin de “garantizar” el suministro energético afectado por la guerra en Ucrania.