Rusia afirmó ayer que no cambiará su plan de desplegar armas nucleares “tácticas” en Bielorrusia, a pesar de las numerosas críticas de los países occidentales, mientras que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, visitó junto al jefe de agencia nuclear de ONU, el argentino Rafael Grossi, la región de Zaporiyia, una zona del sur de Ucrania controlada en parte por las fuerzas rusas.
“Una reacción de ese tipo no podrá tener impacto en los planes de Rusia”, declaró a la prensa el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov. Peskov se refirió a las críticas que generó entre las potencias occidentales la decisión de Putin de desplegar armas nucleares de corto alcance en el territorio de su aliado Bielorrusia.
La decisión del Kremlin fue justificada como respuesta a la del Reino Unido de suministrar a Ucrania proyectiles de uranio empobrecido, tal como planteó recientemente una alta funcionaria británica. A ello se sumó más ayuda militar de EE.UU. y Alemania. En tanto, la OTAN fustigó el domingo la retórica “peligrosa e irresponsable” de Moscú mientras que la Unión Europea (UE) amenazó a Minsk con nueva sanciones si se efectúa el despliegue.
En tanto, el titular del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, confirmó en la víspera su visita junto a Zelenski a la ciudad donde está ubicada la mayor planta de energía nuclear de Europa, Zaporiyia. “Me reuní con Zelenski en la ciudad de Zaporiyia y sostuvimos un rico intercambio” sobre la protección de la central nuclear y de su personal, escribió Grossi en un tuit, acompañado de una foto de ambos.