El presidente ruso, Vladimir Putin, admitió ayer por primera vez que el atentado en una sala de conciertos cerca de Moscú reivindicado por el grupo Estado Islámico fue cometido por “islamistas radicales”, pero insistió nuevamente en algún tipo de responsabilidad de Ucrania.
“Sabemos que este crimen fue cometido por islamistas radicales con una ideología contra la que el mundo islámico ha estado luchando durante siglos. Sabemos quién cometió esta atrocidad contra Rusia y su gente. Lo que nos interesa es el patrocinador”, dijo Putin en una reunión del gobierno retransmitida en televisión.
Y subrayó: “Es importante responder a la pregunta de ¿por qué los terroristas, después de su crimen, intentaron irse a Ucrania? ¿Quién los esperaba allí? Aquellos que apoyan al régimen de Kiev no quieren ser cómplices del terror y partidarios del terrorismo, pero surgen muchas preguntas”.
Para el presidente ruso, el ataque fue “una intimidación a Rusia y surge la pregunta de quién se benefició de esto”, agregó para acusar luego a Estados Unidos de “tratar de convencer a todos” de que Kiev no jugó ningún papel. “Esta atrocidad puede ser un nuevo vínculo con quienes, desde 2014, han estado luchando contra nuestro país a través del régimen neonazi en Kiev”, aseguró el mandatario ruso.