La vencedora en la interna conservadora -en la que derrotó al ex ministro de Finanzas Rishi Sunak en la carrera para reemplazar a Boris Johnson en el Gobierno-, viajó esta mañana a Balmoral, la residencia de verano de la monarca, en Escocia, donde la reina Isabel II de 96 años, la invitó a formar gobierno.
Minutos antes de la audiencia, el primer ministro saliente presentó formalmente su renuncia a la reina, quien luego nombró a Truss como primera ministra.
Antes de viajar Johnson pronunció un último discurso de despedida como premier en la puerta del número 10 de Downing.
«Soy como uno de esos cohetes propulsores que ha cumplido su función y que ahora volverá a entrar suavemente en la atmósfera y chapoteará invisiblemente en algún remoto y oscuro rincón del Pacífico», expresó con su particular estilo.
«Y, como (el líder romano) Cincinnatus, vuelvo a mi arado. Y no ofreceré a este gobierno más que el más ferviente apoyo. Esto es todo amigos», concluyó antes de hacer un recorrido por su gestión e instar a los conservadores a apoyar a Truss y terminar con las internas políticas.
Por su parte la nueva primera ministra, la tercera mujer en ese cargo en la historia del Reino Unido, luego de ser designada por la reina emprendió el regreso a Londres, donde pronunciará su primer discurso para inmediatamente después comenzar a nombrar a su nuevo gabinete.
Algunos de los principales medios británicos dicen que es probable que el equipo principal de Truss se convierta en el gobierno más de derecha en un siglo.
Se estima que entre las primeras medidas que anuncie se incluya congelar las facturas de luz y gas de los hogares y de las empresas por un plazo que puede extenderse dos años, con un costo de hasta 90.000 millones de libras esterlinas (Unos 103.58 millones de dólares).
Truss habría mantenido conversaciones con las empresas de energía anoche para determinar los términos de la medida, que podría anunciarse completa el jueves próximo.
Por el momento el diario The Guardian, reveló que esto daría como resultado que el precio tope de las facturas se mantuviera en 2.500 libras esterlinas (2.877 dólares) para el hogar promedio al año.
También se estima que se tenga en cuenta el subsidio universal de 400 libras esterlinas (460 dólares) que se entregará a los hogares en octubre, por lo que el límite del precio de la energía se mantendría efectivamente en torno a la tasa actual de 1.971 libras esterlinas (2.268.37 dólares).
Se estimaba que para enero el tope promedio alcanzaría las 6.000 libras esterlinas (6.900 dólares), una cifra que haría colapsar las finanzas de la mayoría de los británicos.
Según el mismo diario, los precios mayoristas del gas podrían tener un tope, lo que significa que el plan de la primera ministra también ayudaría a miles de pequeñas empresas al borde del colapso.
Truss habría rechazado la principal propuesta del Tesoro y las empresas de energía para congelar las facturas y agregar el costo durante los próximos años a las facturas de los clientes, ya que los críticos habían advertido que podría ser difícil de justificar cuando las empresas de energía estaban obteniendo grandes ganancias.
La flamante primera ministra también tendrá que luchar contra la inflación que superó el 10% y se espera que alcance en octubre el 13% anual.
Entre otros temas, deberá iniciar conversaciones con Bruselas por el proyecto impulsado por ella misma durante la gestión de Johnson, de ley del Protocolo de Irlanda del Norte, que permite al gobierno anular elementos del acuerdo entre el Reino Unido y la UE, algo que probablemente provocará una feroz batalla parlamentaria en la Cámara de los Lores.
La relación con China también será uno de los ejes más conflictivos, debido que Truss ve a China como una amenaza para el orden internacional basado en reglas que ha regido el comercio y la diplomacia posteriores a la Segunda Guerra Mundial.