Rusia acusó hoy a Ucrania de utilizar armas químicas durante un ataque realizado a fin de julio cerca de la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, mientras que Kiev denunció que las fuerzas del Kremlin bombardearon a civiles no muy lejos de la segunda planta atómica más potente del país.
«El 31 de julio varios militares rusos que cumplían una misión en la localidad de Vasilevka, en Zaporiyia, fueron internados en el hospital con síntomas de un fuerte envenenamiento. Según los análisis realizados, en el organismo de los soldados se halló la toxina botulínica del tipo B», indicó el Ministerio de Defensa en Moscú.
La cartera remarcó que el Instituto de Medicina Militar de San Petersburgo confirmó que se trataba de la toxina botulínica, una neurotoxina «extremadamente peligrosa y prohibida por la Convención sobre las Armas Químicas», de acuerdo con el comunicado que reprodujo la agencia de noticias Sputnik.
El Gobierno ruso, que anticipó que trasladará las pruebas a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), acusó al presidente ucraniano Volodimir Zelenski de recurrir al «terrorismo químico» ante sus «derrotas militares» sobre el terreno.
La localidad de Vasilevka, lugar del presunto ataque químico, no se encuentra lejos de la planta nuclear de Zaporiyia, en territorio de Ucrania pero ocupada por Rusia desde marzo y blanco de ofensivas en los últimos días de las que ambos países se acusan mutuamente,
Por otra parte, el portavoz del Ejército ruso, Igor Konashenkov, anunció una investigación sobre una presunta intoxicación química de un mando militar en la región de Jerson, en el sur de Ucrania, según la agencia rusa TASS.
El uso de armas químicas es un temor recurrente desde que Rusia inició en febrero su invasión sobre Ucrania, sin que por el momento haya constancia oficial de que las tropas ucranianas o las rusas hayan recurrido a ellas en el marco de este conflicto.
En marzo, a pocas semanas de comenzada la guerra, Moscú denunció al gobierno de Estados Unidos de estar desarrollando armas químicas y biológicas junto a Ucrania cerca de la frontera con su territorio.
La Casa Blanca rechazó esa acusación y afirmó que es el Kremlin el que puede hacer un «eventual uso» de esa clase de recursos armamentísticos.
Ucrania no respondió, en principio, a las acusaciones de Rusia, pero denunció por su parte que al menos 12 personas, entre ellas tres niños, resultaron heridas hoy en un bombardeo enemigo en Voznesensk, no muy lejos de una central nuclear en la región de Mikolaiv, en el sur del país.
«Según informaciones provisionales, 12 personas, incluidos tres niños, resultaron heridas. Dos niños están en un estado grave», indicó la fiscalía ucraniana en Telegram.
Voznesensk, con unos 30.000 habitantes, está aproximadamente a 20 kilómetros de la central nuclear de Pivdennoukrainsk, la segunda más potente de Ucrania luego de la de Zaporiyia.
El bombardeo impactó sobre un edificio residencial y varias casas, precisó el servicio estatal para las situaciones de emergencia en Facebook, recogió AFP.
En tanto, el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió hoy desde Estambul que los fertilizantes y productos agrícolas rusos deben poder llegar a los mercados mundiales «sin trabas» para evitar una crisis alimentaria profundizada por la guerra.
«Es importante que los gobiernos y el sector privado cooperen para hacerlos llegar al mercado», declaró desde el Centro de Coordinación Conjunto (CCC) de la ciudad turca, donde se supervisa el funcionamiento del acuerdo sellado entre Ucrania y Rusia para reanudar la exportación de granos ucranianos por el mar Negro.
El pacto también garantiza a Rusia la exportación de sus productos agrícolas y sus fertilizantes pese a las sanciones occidentales por la invasión a Ucrania.
«Si no hay fertilizantes en 2022, puede que no haya suficientes alimentos en 2023. Sacar más alimentos y fertilizantes de Ucrania y Rusia es esencial para calmar los mercados (…) y bajar los precios para los consumidores», alertó el portugués.
En tanto, el segundo aniversario del envenenamiento del líder opositor ruso Alexey Navalny también se coló en la tensión entre Moscú y las potencias occidentales que la guerra en Ucrania agudizó.
«Es la segunda vez que celebro mi cumpleaños. El día que intentaron matarme, pero por alguna razón no morí», indicó Navalny en un mensaje difundido a través de sus redes sociales en el que volvió a culpar del hecho al Servicio Federal de Seguridad (FSB), la agencia rusa de seguridad que está bajo las órdenes del Kremlin.
«Toda esta situación expuso tanto al propio (presidente ruso, Vladimir) Putin como a su sistema, hasta tal punto que mostró no solo la criminalidad, sino también la disfuncionalidad y el fracaso de su régimen», apuntó.
El canciller de Alemania, Olaf Scholz, utilizó el caso de Navalny para acusar a Moscú por haber endurecido los controles sobre la sociedad civil tras la invasión a Ucrania.
«La libertad y la democracia ya estaban en peligro antes. Pero ahora la libertad de expresión está mucho más en peligro y muchos tienen miedo de decir lo que piensan», expresó en un mensaje de video.
La Unión Europea (UE) pidió la excarcelación inmediata de Navalny, exhortó a las autoridades rusas a cumplir con sus «obligaciones» internacionales en este caso y recordó la necesidad de investigar «con plena transparencia y sin demora» las circunstancias que rodearon al envenenamiento.
El líder opositor fue detenido apenas regresó a Rusia en enero de 2021 y condenado por distintos delitos, el más importante de ellos una pena de 9 años por el desvío de fondos donados a organizaciones de lucha contra la corrupción, acusaciones que él niega y considera políticamente motivadas.