El Ministerio de Defensa de Rusia informó que sus soldados comenzaron ayer ejercicios en Bielorrusia, lo que genera temores en Occidente por una posible de invasión a Ucrania y, por lo tanto, una guerra en Europa, lo que provocó una escalada en el tono de las declaraciones de los funcionarios europeos.
Los ejercicios ruso-bielorrusos “se desarrollan con el objetivo de prepararse para detener y repeler una agresión exterior”, aseguró el Ministerio de Defensa de Rusia en un comunicado, donde también informaron que estos durarán diez días. Kiev, la capital ucraniana, está ubicada a solo 75 kilómetros al sur de la frontera con Bielorrusia, y Occidente teme que Rusia utilice estas tropas para invadir a Ucrania.
Frente a estas novedades y desde Moscú, la canciller británica, Liz Truss, urgió al Kremlin a replegar las tropas que apostó cerca de la frontera ucraniana para distender la situación, en declaraciones en una conferencia de prensa junto a su par ruso, Serguei Lavrov, con quien se reunió poco antes a puertas cerradas.
“Lavrov me ha dicho hoy que Rusia no contempla invadir Ucrania, pero estas palabras deben estar seguidas de acciones y nosotros necesitamos ver que las tropas y el equipamiento apostado en la frontera ucraniana sean desplazados a otro sitio”, dijo Truss. Por su parte, Lavrov calificó el encuentro con Truss como una “conversación entre un sordo y un mudo”, y consideró que su par británica no había “escuchado” las explicaciones de Rusia sobre sus preocupaciones vinculadas a una posible ampliación de la Otan. Además, Lavrov señaló que las constantes amenazas y ultimátum propiciados por occidente hacia Rusia “no llevan a ningún lado, pero a muchos de nuestros colegas occidentales les encanta comunicar de esta manera”.
Rusia niega las acusaciones de Occidente, sobre todo de Estados Unidos, de querer invadir Ucrania. El argumento ruso es que los movimientos militares son en consecuencia a la posible expansión de la Otan, que analiza la incorporación de Ucrania a la alianza. Por ello, el gobierno de Vladimir Putin, le solicitó garantías tanto a la alianza como a Estados Unidos, que las ex repúblicas soviéticas no sean integrantes a la Otan.
Tras conocerse los nuevos movimientos militares en Bielorrusia, el jefe de la Otan, Jens Stoltenberg, señaló que “es un momento peligroso para la seguridad europea”. Asimismo, en la conferencia de prensa que compartió con el primer ministro británico, Boris Johnson, Stoltenberg advirtió que “una nueva agresión de Rusia traerá consigo un fortalecimiento de la presencia de la Otan, no una disminución”.
En paralelo, la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, anunció que su país está dispuesto a recibir tropas estadounidenses en su territorio, dentro de un acuerdo bilateral firmado entre Copenhague y Washington. Dinamarca, que combatió junto a Estados Unidos en Irak, se convirtió en las últimas dos décadas en uno de los aliados más cercanos de Estados Unidos en Europa.