Rusia intensificó ayer su ofensiva para conquistar el este de Ucrania, región donde los separatistas prorrusos condenaron a muerte a dos británicos y un marroquí que luchaban en las filas ucranianas, en medio de los reclamos de Kiev por más armas para contrarrestar estos avances.
Con las tropas de Ucrania replegadas afuera de Severodonetsk, las fuerzas del Kremlin ya se preparan para continuar la ofensiva hacia Sloviansk, en la provincia del Donetsk, aunque los duros combates continúan en zona así como también en la vecina ciudad de Lysychansk y, más al sur, intensifica las operaciones en las regiones de Mykolaiv y Jersón por los contraataques de Ucrania.
La batalla por Severodonetsk “es una de las más difíciles desde el comienzo de la invasión rusa a gran escala de Ucrania y allí se está decidiendo el destino de Donbass”, admitió ayer el presidente Volodomir Zelenski, quien volvió a pedir a las potencias occidentales más sistemas de cohetes de largo alcance para fortificar sus defensas.
Con esas armas, las tropas podrían retomar el control de Severodonetsk “en dos o tres días”, prometió por su parte Serguei Gaidai, gobernador de Lugansk, que junto a Donetsk componen la región del Donbass. “Las armas y sanciones también son una vacuna frente a una enfermedad que ha traído Rusia”, insistió Zelenski en un mensaje donde aseguró que el virus “se llama odio y es más mortífero que el Covid-19”.
No obstante, las fuerzas prorusas –que ayer condenaron a muerte a los británicos Aiden Aslin y Shaun Pinner y el marroquí Saadun Brahim por “haber participado en los combates como mercenarios”- aseguraron que las fuerzas ucranianas ya han abandonado la ciudad de Severodonetsk y se habrían refugiado en un bosque aledaño.