Tal como anticipó el lunes el presidente Volodimir Zelenski, Rusia intensificó drásticamente ayer sus bombardeos en la zona industrial del este de Ucrania conocida como Donbass, donde atacó decenas de ciudades y pueblos como parte de una ofensiva que ambas partes describen como una nueva fase de la guerra, a dos meses del inicio del conflicto.
El propio canciller ruso, Serguei Lavrov, salió a confirmar ayer el inicio de una “nueva fase” de la guerra general en Ucrania: “La operación en el este tiene como objetivo la liberación completa de las repúblicas de Donetsk y Lugansk. Esta operación continuará, la siguiente fase de esta operación especial está comenzando y creo que ahora habrá un momento crucial en esta operación”, aseveró. Además, afirmó que Moscú no tiene la intención de reemplazar a las autoridades ucranianas y explicó que “queremos que los ucranianos decidan por sí mismos cómo prefieren vivir”.
Por su parte, el ministro de Defensa ruso alertó que “Estados Unidos y las naciones occidentales bajo su control hacen lo posible para dilatar al máximo la operación militar especial” en la región ucraniana con el creciente envío de armas a Kiev, que “muestra claramente la intención de Washington de incitar a Zelenski a luchar hasta que muera el último soldado ucraniano”.
En efecto, entre las últimas novedades, ayer se conoció que Ucrania recibió aviones de combate y repuestos para reforzar su fuerza aérea. “Hoy tienen más aviones de combate a su disposición que hace dos semanas”, dijo el vocero del Pentágono, John Kirby. Es apenas un dato de un flujo constante de armamento que Estados Unidos coordina junto a la OTAN y el G7.
El Estado Mayor Conjunto ucraniano aseveró a su vez que las fuerzas rusas aún no lograron romper sus defensas en el Donbass, a lo largo de un frente de combate de unos 480 kilómetros que se extiende desde el noreste hasta el sureste del país, con forma de medialuna. Incluso anunciaron la recuperación de la ciudad de Marinka, en las afueras de Donetsk.
El Ministerio de Defensa ruso informó a su vez que el Ejército neutralizó 13 posiciones ucranianas en el Donbbas, incluyendo la ciudad clave de Sloviansk, y bombardeó otros “60 objetivos militares” durante la jornada, algunos en la línea del frente oriental de Ucrania. Según los reportes occidentales, Rusia avanza en la región con unos 80.000 soldados divididos en 76 batallones tácticos integrados por infantería, tanques, morteros, cañones, helicópteros, defensas antiaéreas y soporte logístico, asistidos por bombardeos de la aviación.
Biden organiza el envió de armas con el G7 y la OTAN
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reunió ayer por videoconferencia a sus aliados de la Unión Europea (UE), la OTAN y el G-7 para tratar la invasión rusa y “discutir la mejor manera de hacer que rinda cuentas”, según informó la Casa Blanca.
En el diálogo, la UE se comprometió a “endurecer las sanciones contra Rusia” y a “aumentar su ayuda económica a Ucrania”, según confirmó Von Der Leyen. Pero la cumbre sirvió para organizar el envió de ayuda militar a Kiev, como reveló el premier italiano Mario Draghi, quien anunció que Italia otorgará más armas a Ucrania, mientras Japón le dará equipos especiales para la guerra.
Brasil rompe con las sanciones de la UE y el G20
Brasil pidió a la Organización Mundial de Comercio (OMC) que le permita seguir importando fertilizantes desde Rusia, esquivando las sanciones que han impuesto Estados Unidos y la Unión Europea (UE), a la vez que se pronunció a favor de la presencia del presidente ruso, Vladimir Putin, en la cumbre del G-20 de Yakarta.
El pedido fue hecho por el propio presidente Jair Bolsonaro durante la visita que realizó a Brasilia la directora de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala. “Traer a Rusia a la mesa del G-20 puede contribuir para una solución diplomática duradera con base en el derecho internacional y en la negociación”, reforzó el canciller Carlos França.
Reclaman a los soldados que se rindan en Mariupol
Rusia anunció ayer la apertura de un corredor humanitario para evacuar a las fuerzas ucranianas en la zona industrial de Azovstal, uno de los últimos focos de defensa de la estratégica ciudad de Mariupol.
“Nos dirigimos a todos los militares del Ejército ucraniano: les espera un destino poco envidiable debido al cinismo de las autoridades de Kiev. No pongan a prueba su suerte, depongan las armas”, anunció Rusia.
A la vez, reclamó a las autoridades ucranianas que liberen a los refugiados civiles que estarían en el lugar, al denunciar que “usar a la población civil como escudo humano” se considera “terrorismo” en el derecho internacional.