La tensión entre Rusia y el bloque occidental sigue en aumento al calor de la guerra en Ucrania, sobre todo tras el anuncio por parte de Finlandia y Suecia de su voluntad de incorporarse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), alianza militar comandada por EE.UU.
Por un lado, Rusia suspendió este sábado el envío de gas natural a Finlandia, según confirmaron las empresas encargadas del suministro a ambos lados de la frontera, después de que el país nórdico se negara a pagar en rublos a la empresa proveedora y luego de que presentara su solicitud formal de ingreso a la OTAN. “Las entregas de gas a Finlandia bajo el contrato de aprovisionamiento de Gasum han sido cortadas”, informó la empresa finlandesa en un comunicado.
Poco después, el gigante ruso Gazprom confirmó la interrupción del suministro al país con el que comparte 1.300 kilómetros de frontera, al indicar que había “parado completamente las entregas de gas (…) al final de la jornada del 20 de mayo” porque Gasum no había efectuado sus pagos en rublos. En abril, como respuesta a las sanciones impuestas por Occidente tras la invasión, el Kremlin dispuso que las entregas de gas fueran pagadas en rublos y no en euros, pero Gasum rechazó la petición y solicitó un procedimiento de arbitraje ante la justicia.
Aunque el gas solo represente el 8% de la matriz energética de Finlandia, prácticamente todo el que usa proviene de Rusia. Con todo, Finlandia anunció planes para sustituir el gas ruso el próximo invierno boreal, alquilando junto a Estonia una unidad flotante de regasificación de gas natural licuado (GNL) por diez años.
Al mismo tiempo, el Gobierno de Vladimir Putin informó que creará nuevas bases militares en el oeste del país como respuesta a la expansión de la OTAN. “Nuestros vecinos más cercanos, Finlandia y Suecia, solicitaron unirse a la OTAN. Por lo tanto, la tensión continúa creciendo en el área de responsabilidad del Distrito Militar Occidental”, dijo el ministro de Defensa Serguei Shoigu, quien informó que “estamos tomando las contramedidas adecuadas: estamos mejorando activamente la composición de combate de las tropas”, agregó.
Sin embargo, la incorporación de ambos países europeos a la OTAN se encuentra lejos de estar garantizada, pues el gobierno de Turquía se resiste a aprobar la medida (que debe ser respaldada por todos los integrantes del organismo). El partido oficialista turco, Justicia y Desarrollo (AKP), aseguró de hecho ayer que el país se encuentra en “un punto sin retorno” y que “no va a dar marcha atrás” sobre su postura contra la incorporación de Suecia y Finlandia a la OTAN, pese a los renovados intentos de las potencias occidentales para que no vete el ingreso de las naciones nórdicas a la alianza militar. “Turquía no va a dar marcha atrás. Hemos llegado a un punto sin retorno y no vamos a retroceder. Hemos pagado un alto precio por la lucha contra el terrorismo: las vidas de casi 40.000 personas”, afirmó Numan Kurtulmus, vicepresidente de la fuerza liderada por el presidente Recep Tayyip Erdogan.
El Gobierno turco considera que las naciones nórdicas amparan a miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) -considerado “terrorista” por Ankara, Estados Unidos y Europa-, y sus aliados kurdos iraquíes de las Unidades de Protección Popular (YPG). Sin embargo, tanto el gobierno de Finlandia como el de Suecia iniciaron negociaciones con Turquía para darle “garantías de seguridad” sobre la relación de ambos países con el PKK, a fin de que destrabe su incorporación a la OTAN.
El propio premier británico, Boris Johnson, dialogó en las últimas horas con el presidente Erdogan en el inicio de una ronda de contactos que incluyó también a los líderes de Suecia y Finlandia e incluso al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. “He hablado con el presidente Erdogan (…) Coincidimos en que es necesario tomar en consideración las preocupaciones en materia de seguridad de todos los miembros de la alianza y continuar las negociaciones para encontrar una solución”, informó Stoltenberg en Twitter.
Los invasores intensifican sus ataques en el Donbass
Rusia intensificó ayer sus ataques en Ucrania mientras intenta tomar más ciudades en la región oriental de Donbass, a la vez que anunció su disposición a continuar las conversaciones de paz con Ucrania. “El Ejército ruso está intentando atacar Sloviansk y Severodonetsk”, dijo el presidente ucraniano Volodimir Zelenski en un mensaje donde admitió que la situación en el Donbass “sigue siendo extremadamente difícil” aunque aseguró que “las Fuerzas Armadas de Ucrania están repeliendo la ofensiva”.
Si bien Zelenski concentró sus fuerzas más experimentadas y mejor equipadas en el Donbass, lo cierto es que las tropas rusas las superan en número y las están rodeando, dificultando su reaprovisionamiento. Rusia controla total o parcialmente cinco provincias del este y sur de Ucrania, incluyendo las dos del Donbass (Lugansk y Donetsk), además de la península de Crimea, que anexionó en 2014. En este contexto, Rusia dijo estar lista para retomar las conversaciones de paz, que fueron congeladas por Kiev hace un mes y medio.