Rusia anunció hoy que decidió «reagrupar» sus soldados en la provincia ucraniana de Jarkov poco después de que Ucrania anunciara avances de su contraofensiva en la zona, al reconquistar territorios ocupados desde hace meses por las fuerzas rusas.
Las tropas leales a Kiev aseguraron hoy haber entrado en Kupiansk, una localidad que por su conexión terrestre es clave en sus objetivos de reconquistar el este.
En ese sentido, estos soldados publicaron hoy imágenes en las redes sociales en las que se veían a sus combatientes «en Kupiansk, que fue y siempre será ucraniana».
En otro mensaje, un responsable regional difundió una imagen con soldados ucranianos en la ciudad, de unos 27.000 habitantes, y escribió que «Kupiansk es Ucrania», consignó la agencia de noticias AFP.
Esta localidad había sido capturada por las fuerzas rusas menos de una semana después de que Moscú lanzara su invasión de Ucrania, el 24 de febrero pasado.
Kupiansk es un objetivo estratégico: se halla en medio de una serie de rutas que pueden servir para el abastecimiento para otras posiciones rusas en el frente del este.
Entre estos puntos clave está la ciudad de Izium, que durante los más de seis meses de guerra se convirtió en un centro de operaciones crucial para Rusia.
Poco después, el Kremlin anunció hoy que «reagrupará» a sus soldados que estaban ubicados en Izium y en Balaklia, donde se calcula que antes de la invasión vivían unas 30.000 personas y que por el momento es la ciudad más grande reconquistada por las tropas ucranianas.
El portavoz oficial del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, explicó que la decisión busca reforzar la presencia militar en la provincia de Donetsk, controlada parcialmente por fuerzas leales a Moscú desde 2014.
«Se tomó la decisión de reagrupar a las tropas rusas destinadas en las regiones de Balaklia e Izium para mejorar las acciones en dirección a Donetsk y así lograr los objetivos declarados de la operación militar especial para liberar el Donbass», apuntó el vocero citado por la agencia local TASS, en referencia a la región del este ucraniano compuesta por las provincias de Donetsk y Lugansk.
Ambas se convirtieron en el centro de las maniobras militares de Rusia tras haber retirado a las tropas de la región de la norteña Kiev, la capital, a fines de marzo.
Ese cambio de estrategia le permitió a Moscú avances en el terreno, que ahora se ven amenazados por la contraofensiva ucraniana en el este y sur del país
Un dirigente de la región separatista prorrusa de Donetsk admitió hoy una situación «difícil» en esa zona del este de Ucrania.
En un video colgado en Telegram, el dirigente Denis Pushilin, afirma que «la situación es muy difícil» en Lyman, conquistada a fines de mayo por las tropas rusas, y da parte de combates «en varias otras localidades» del norte de la autoproclamada «República Popular» de Donetsk, reconocida por el Kremlin antes de lanzar la invasión.
«Simplemente estamos obligados a mantenernos el Donbass y lo haremos. Por supuesto, vamos a ganar», aseguró.
Este avance por parte de Ucrania se enmarca en la contraofensiva lanzada por sus fuerzas el pasado 29 de agosto en las provincias de Jerson y Jarkov que les permitió recuperar 30 localidades, según informó ayer el presidente Volodimir Zelenski.
«Nuestras tropas están avanzando a lo largo del frente del sur en varias secciones, entre dos y varias decenas de kilómetros» afirmó hoy a la prensa local Nataliya Gumenyuk, portavoz del mando sur del ejército ucraniano.
Las miradas siguen puestas también en la central nuclear de Zaporiyia, ante el temor de que haya una catástrofe por los bombardeos en la zona.
En ese sentido, el presidente francés, Emmanuel Macron, exigió hoy la retirada de las fuerzas rusas que ocupan las instalaciones, tras una llamada a Zelenski.
«La situación en torno a la central de Zaporiyia continúa siendo muy preocupante. Con el presidente Zelenski compartimos la misma exigencia: para garantizar la seguridad y la protección de las instalaciones nucleares las fuerzas rusas deben retirarse de la zona», tuiteó el mandatario galo.
Durante la conversación, los mandatarios señalaron «su apoyo al trabajo de Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA)», que mantiene una misión de inspección en la central, destacó la Presidencia francesa en un comunicado.
«Nuestra posición es que la única forma de proteger a Europa de una catástrofe nuclear es desmilitarizar la planta», tuiteó, por su parte, Zelenski, quien señaló que también hablaron sobre el curso de los combates y las restricciones a las visas a ciudadanos rusos en la Unión Europea (UE).
En la víspera, el OIEA denunció que bombardeos en la ciudad donde se halla la central nuclear ucraniana provocaron un corte de electricidad que compromete «la seguridad de las operaciones» de la planta.
«Esto es totalmente inaceptable. No puede continuar», instó el argentino Rafael Grossi, titular del organismo, quien llamó a «cesar inmediatamente los bombardeos en la zona», disputada por tropas rusas y ucranianas.
La central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, está ocupada por tropas rusas desde marzo y fue blanco en las últimas semanas de bombardeos que Rusia y Ucrania se imputan mutuamente.
El OIEA reclamó esta semana que se instaure una «zona de seguridad» en torno de la planta y advirtió en un informe de 52 páginas que la situación era «insostenible».