El papa Francisco llegó ayer a Quebec, en el este de Canadá, para iniciar la segunda etapa de la gira que hasta el momento estuvo centrada en el pedido de perdón a los indígenas por los abusos cometidos por cristianos en internados, que funcionaron casi por un siglo. Francisco pidió que no se “repita nunca más” y lo describió como un “genocidio cultural”.
En tanto, ayer el representante del Vaticano cumplió su rol político. Tras su arribo, mantuvo una reunión bilateral con el premier, Justin Trudeau, y con la gobernadora general, Mary Simon, quien simboliza la jefatura del Estado.
Trudeau, que recibió el domingo al Papa en su llegada, destacó en un comunicado el pedido de perdón que hizo el lunes el pontífice a los pueblos indígenas. Francisco, dijo Trudeau, “reconoció los abusos experimentados en las escuelas residenciales que resultaron en la destrucción cultural, la pérdida de vidas y el trauma continuo vivido por los pueblos indígenas en todas las regiones de este país”.
Además del pedido de perdón y los encuentros políticos, Francisco celebró una misa el martes, al aire libre y ante 50.000 personas en el Commonwealth Stadium de Edmonton.
En lo que resta, el Papa, de 85 años y con problemas de movilidad, se quedará en Quebec hasta el viernes, cuando viajará a la ciudad norteña de Iqaluit para la última etapa de su gira antes de regresar a Roma.