Israel bombardeó ayer y en la noche del sábado la Franja de Gaza y sus tropas combatían a milicianos de Hamás cerca del mayor hospital del territorio palestino, donde están atrapados miles de médicos, pacientes y desplazados, sin electricidad y casi sin provisiones.
En un discurso televisado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, volvió a rechazar los crecientes llamados de la comunidad internacional a un alto el fuego en Gaza a menos que incluya la liberación de los casi 240 rehenes tomados por el movimiento islamista palestino Hamas en sus ataques en Israel el mes pasado.
En ese sentido, Netanyahu dijo que Israel llevará “toda la fuerza” a la batalla con Hamás, volvió a prometer poner fin a 16 años de gobierno del grupo islamista en Gaza y lo acusó de ser el responsable del mortífero impacto de la ofensiva israelí en la población civil del enclave costero, donde viven 2,4 millones de personas. Además, la Unión Europea (UE) reprochó ayer a Hamás por usar “hospitales y civiles como escudos humanos” y urgió a Israel a recurrir a la “máxima contención” para proteger a los civiles en la guerra en curso.
Por último, el presidente francés, Emmanuel Macron, instó a Tel Aviv a detener los bombardeos que matan a civiles en la Franja, en una entrevista con la BBC. “Compartimos el dolor (de Israel). Y compartimos su deseo de librarnos del terrorismo”, dijo. Pero “no hay justificación” para los bombardeos que matan a civiles en Gaza, añadió, al mencionar “bebés, mujeres y ancianos”. Preguntado sobre una posible violación del derecho internacional por parte de Israel, Macron subrayó que no es “un juez”, sino “un jefe de Estado”.