Por primera vez en su historia, Turquía resolverá en una segunda vuelta electoral quién regirá los destinos el país, luego de unas reñidas elecciones realizadas el domingo, en las que ni el presidente saliente, el conservador Recep Tayyip Erdogan, ni su principal rival, el socialdemócrata Kemal Kilicdaroglu, lograron el 50% de las preferencias.
Los 64.000.000 de electores turcos acudieron en masa a las urnas, en unos comicios cuya participación rozó el 90%, récord en una presidencial, y que dejaron a Erdogan, con un 49,51% de las preferencias, seguido de Kilicdaroglu, con un 44,88% y el tercer candidato, Sinan Ogan, con un 5,17%, según informaron las autoridades electorales. Estos resultados envían a Erdogan, quien está en el poder en Turquía como primer ministro o presidente desde 2003, por primera vez en 20 años a enfrentar un balotaje.
Erdogan, de 69 años, quien había sido reelegido en 2018 en primera vuelta, compareció anoche ante una multitud de simpatizantes a la que aseguró que cree “sinceramente” que seguirá sirviendo a su país “en los próximos cinco años”. Las cifras logradas por el mandatario desmintieron las encuestas que lo ubicaban a la par de Kilicdaroglu, de 74 años, y atribuían esa baja a la grave crisis económica e inflacionaria, así como a las críticas por la tardía respuesta al terremoto que en febrero se cobró más de 50.000 vidas.
En ese contexto, Sinan Ogan, el candidato nacionalista que quedó tercero en las elecciones, declaró ayer que sólo podría apoyar al principal candidato de la oposición, Kemal Kilicdaroglu, en la segunda vuelta si éste aceptara no ofrecer concesiones al prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP), el tercero más grande del parlamento. “Consultaremos con nuestra base de votantes nuestra decisión en la segunda vuelta. Pero ya hemos dejado claro que la lucha contra el terrorismo y el regreso de los refugiados son nuestras líneas rojas”, zanjó Ogan.