Ucrania afirmó ayer que enfrentó un ataque «récord» de 90 drones en la víspera de Año Nuevo, en sintonía con la advertencia del presidente de Rusia, Vladimir Putin, que en el primer día de 2024 anticipó que su país «intensificará» la ofensiva en represalia por el bombardeo contra la ciudad rusa de Belgorod el sábado pasado.
Según la Fuerza Aérea ucraniana, 87 de los 90 drones explosivos Shahed lanzados por las fuerzas rusas desde cuatro direcciones fueron destruidos en vuelo. La ofensiva tuvo como objetivos principales la ciudad de Lviv, en el oeste, y Odesa, en el sur.
En la provincia de Lviv, los ataques destruyeron una universidad y un museo cuya historia está relacionada con dos figuras nacionalistas ucranianas que colaboraron con los nazis durante la segunda Guerra Mundial, según el alcalde, Andriy Sadovy.
En la zona ocupada por Rusia en la provincia ucraniana de Donetsk, en el este del país, al menos cuatro personas fallecieron y otras 13 resultaron heridas por ataques atribuidos a Ucrania. Las tropas ucranianas dispararon 15 proyectiles desde un lanzacohetes MLRS durante los primeros minutos del 1 de enero. Un periodista murió y otro resultó también herido, según los servicios de rescate citados por la agencia de prensa rusa TASS.
Moscú y Kiev viven una escalada de violencia en los últimos días, con un atentado sin precedentes que dejó 24 muertos el sábado en Belgorod, Rusia, tras un ataque con misiles contra Ucrania el viernes, calificado de «masivo» por las autoridades locales, y que causó unos cuarenta fallecidos.
Tanto del lado ruso como del ucraniano, las celebraciones de Año Nuevo se realizaron en medio de una gran tensión, tras estos ataques de los últimos días. En ese marco, Putin anticipó que el Kremlin «intensificará» sus ataques; el dirigente ruso calificó de «acto terrorista» el bombardeo que dejó al menos 24 muertos y más de 100 heridos en Belgorod, cerca de la frontera con Ucrania.
Ucrania comienza un 2024 difícil en la medida en que la ayuda de EEUU y la Unión Europea comienzan a disminuir, lo que aumenta el riesgo de que se agote el flujo de municiones y fondos. En Washington, el paquete de ayuda es bloqueado por la oposición republicana, que tiene mayoría en la Cámara baja, mientras que en Bruselas el freno lo impulsa Hungría, que hace dos semanas vetó una asistencia por 50.000 millones de euros a largo plazo que se disponían a aprobar los líderes del bloque.