Un relevamiento sin precedentes elaborado por científicos brasileños permitió determinar con precisión la extensión de las áreas libres de hielo en la Antártida y, por primera vez, cartografiar la distribución y el estado de la vegetación presente en el continente más austral del planeta.
El informe, divulgado por el proyecto MapBiomas Antártica, abre nuevas puertas para el monitoreo ambiental en uno de los territorios más sensibles al calentamiento global.
Según el estudio, menos del 1 % del territorio antártico se encuentra libre de hielo, una superficie equivalente a 2,4 millones de hectáreas. Dentro de ese reducido espacio, unas 107.000 hectáreas exhiben cobertura vegetal durante el verano austral, convirtiéndose en puntos estratégicos para la biodiversidad y la investigación científica.
El trabajo se realizó mediante imágenes satelitales procesadas con algoritmos de aprendizaje automático y tecnología en la nube, herramientas esenciales para manejar el enorme volumen de datos requerido para mapear un territorio tan extenso y hostil.
Para la coordinadora del proyecto, Eliana Fonseca, comprender la dinámica natural del continente resulta crucial para evaluar el impacto del cambio climático tanto a nivel local como global. “El mapa de áreas libres de hielo es esencial para el monitoreo de la fauna, porque allí se concentran los nidos y los nacimientos durante el verano”, explicó.
Respecto al mapa de vegetación, destacó que permite “evaluar la productividad de los ecosistemas y detectar regiones sensibles a los cambios ambientales”.
La flora antártica incluye musgos, algas terrestres y gramíneas que brotan con la mayor disponibilidad de luz solar entre diciembre y marzo. Sobre las rocas proliferan diversos tipos de líquenes, visibles no solo en las zonas costeras sino también en sectores interiores.
El estudio incluso halló similitudes entre estas formaciones vegetales y las presentes en biomas brasileños como Pampa y Caatinga, donde líquenes y musgos cumplen un rol ecológico comparable.
El informe subraya también la influencia determinante que ejerce la Antártida sobre el clima del Hemisferio Sur. El choque entre las masas de aire frío y seco originadas en el continente blanco y el aire cálido y húmedo que se forma sobre Brasil impacta directamente en la frecuencia e intensidad de las precipitaciones.
El avance del mapeo fue posible gracias a los satélites Sentinel-2, capaces de obtener imágenes de alta resolución desde órbita polar. Entre 2017 y 2025, esas capturas permitieron registrar con claridad las zonas sin hielo durante el verano austral.
La coordinadora científica de MapBiomas, Júlia Shimbo, sostuvo que esta es solo la primera fase del proyecto y anticipó que futuras versiones del mapa incorporarán más grupos de investigación y nuevas variables ambientales.
El estudio marca un hito en la comprensión de un territorio clave para el equilibrio climático global y apunta a convertirse en una herramienta fundamental para la ciencia ambiental en los próximos años.
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