Los casos de SanCor C.U.L., Vicentín y Los Grobo son una buena muestra de la variedad de causas que los llevaron hasta allí.
SanCor fue una empresa líder hasta fines de los 80. Su crecimiento estuvo basado en la toma de deuda en pesos, en especial en bancos oficiales que se desvalorizaban con las sucesivas inflaciones, con lo que podía capitalizarse a pesar que sus socios no sumaban capital al patrimonio de la cooperativa.
A partir de los 90, la financierización de la economía, la dolarización, apertura de importaciones y el aumento de las tasas de interés cerraron esa fuente de capitalización, tal como ocurrió con todas las empresas nacionales con o sin fines de lucro.
Mientras las empresas lucrativas que sobrevivieron a aquella debacle menemista de la industria nacional, comenzaron a sumar capitales internacionales y algunas fueron vendidas a ellos.
SanCor se endeudó con la Corporación Financiera Internacional (CFI) del Banco Mundial y bancos privados y nunca pudo salir de su descapitalización, ni siquiera con el generoso aporte de Venezuela que a principios de siglo la salvó del “remate”, por lo que fue transfiriendo sucesivamente sus negocios más rentables para pagar los intereses de las deudas que había acumulado.
Mucho más cuando en 2015 Macri cortó el fideicomiso que administraba sus ventas a Venezuela de la que obtenía importantes beneficios y dejó de pagar a los productores, aunque justo es decirlo SanCor ya mostraba un Patrimonio Neto negativo.
Hoy parece haber llegado al final del camino, sin materia prima, tecnología envejecida, una estructura de personal sobredimensionada y sin posibilidades ciertas que un fondo privado compre sus activos o fondo de comercio.
El caso de Vicentín, una empresa acopiadora, productora y exportadora de granos con alguna industria aceitera, algodonera y láctea –comprada a SanCor-, tuvo un gran flujo financiero pero con un pequeño valor agregado con el que era muy difícil aumentar sus inversiones con capital propio.
Para hacerlo solicitó créditos al Banco Nación administrado por su amigo Mauricio Macri, aún días antes de declararse en default. En ese período además externalizó sus fondos en empresas offshore en Paraguay y Uruguay para reducir impuestos en una planificación fiscal agresiva, usualmente denominada “fuga de capitales” que en esa época ya no era ilegal.
Con muchas idas y vueltas políticas y judiciales hoy parece fenecer, salvo que alguna empresa acreedora y/o internacional logre hacerse de sus activos, mientras que los productores que le entregaron su producción, en el mejor de los casos deberán renunciar a gran parte de sus acreencias.
El caso de Los Grobo, también fue un proceso progresivo en el que según sus propios datos informados a la CNV, sus resultados –a valores constantes de 2020- fueron pérdidas de $268 millones en 2018, $2.415 millones en 2019 y $1.030 millones en 2020.
En el ejercicio cerrado el 30-06-2021 el resultado del ejercicio fue una pérdida de $516,88 millones, en el que -como en los anteriores ejercicios- se destacan los resultados financieros netos por $4.492 millones de pérdida, con un patrimonio que se había reducido un 75% a $1.149 millones al final del ejercicio.
Como consecuencia de ello, la empresa en diciembre de 2021, firmó un contrato de refinanciación de deuda y préstamo por u$s 34 millones. Además, como parte de esa transacción, recibió créditos en pesos por hasta la suma equivalente a u$s 9 millones. Esto incluye «la renovación de las garantías existentes por parte de la sociedad, pagos de capital bianuales y extensión del vencimiento final a agosto de 2025», según amplió la empresa.
Los Grobo cerró esta transacción con los bancos Galicia, Santander Río, HSBC, Supervielle, Hipotecario, Itaú Argentina (hoy Macro), Provincia de Buenos Aires e Industrial que hoy exigen la cancelación total de sus acreencias aún las no vencidas.
Es evidente que esto no hubiera podido ocurrir, sin que las garantías existentes renovadas –obviamente otorgadas por terceros-, no fueran suficientes para concretar la operación, dados los resultados de los últimos ejercicios y su patrimonio.
Para entender eso es clave saber que desde 2016 Los Grobo está controlada por Victoria Capital, mientras que su Presidente se radicó en Uruguay, y se creó Grupo Los Grobo Holdings L.L.P con sede en Vancouver, British Columbia, Canadá (con el 90,17% del capital), según consta en la CNV, lo que lo sustrae a él y la offshore del período de sospecha en un eventual concurso o quiebra, en una mamushka de empresas vinculadas.
En consecuencia, se trata de una de las empresas nacionales cuyo control se ha sustraído o transferido a sus controlantes, con las reiteradas pérdidas producidas por resultados financieros, en el que las retribuciones a los propietarios y el Estado muestran resultados negativos, mientras que la retribución al Capital de Terceros, asume un valor desproporcionado respecto del valor agregado.
Los tres casos tienen consecuencias comunes en el perjuicio que generan a los productores que le entregaron su producción, contratistas de servicios que le otorgaron créditos no garantizados y por supuesto el Estado a través del Banco Nación. O sea pagan los mismos de siempre.
Sin embargo las diferencias en las causas de sus problemas son muy distintas.
En el caso de SanCor fue su incapacidad de transformarse, capitalizarse y reducir una estructura elefantiásica y dispersa que le generó crecientes sobrecostos y pérdidas de las que nadie se hizo cargo.
En el caso de Vicentín, su crecimiento explosivo con endeudamiento estatal otorgado por sus amigos políticos y la fuga de capital hacia empresas offshore que quedaron fuera del concurso preventivo, fue la causa principal de su situación actual en la que parece despedazarse.
En el caso Los Grobo, su derrotero fue muy bien planificado y su insolvencia actual era totalmente previsible hace varios años, a poco que le resultara imposible obtener el 20% en dólares, que Carlos García –CEO de Victoria Capital- dijo en la página de Los Grobo, pretendía obtener para sus inversores.
O sea, la incapacidad organizativa y financiera de adaptarse a los nuevos tiempos de SanCor, los desmanejos político-financieros sumados a externalización de resultados de Vicentín y la planificación fiscal agresiva que implica fuga de capitales de Los Grobo han sido las causas profundas de las situaciones de falencia.