De la Sota vivía en campaña permanente, Schiaretti se dejaba absorber por la gestión y Llaryora es un mix que se divide entre el proselitismo y los asuntos del gobierno. Así definía los perfiles de los últimos tres gobernadores alguien que conoció, a alguno de ellos muy de cerca. Claro que la síntesis es un trazo grueso, un ejercicio retórico para comprender cómo es el proceso de toma de decisiones de un mandatario que reparte su energía en decenas de temas cotidianos e importantes.
El actual gobernador parece haber adquirido de su antecesor guardar silencio y no apresurarse en exponer su lectura de la realidad ni exhibir sus ambiciones. Lo comprendió cuando leyó las encuestas que lo sepultaron bajo los apabullantes números de apoyo a Milei en la provincia. De De la Sota parece haber ganado el temple para asumir los costos políticos a tiempo y de cómo trabajar para mitigarlos con una campaña que nunca se detiene. Nada que un político profesional como Llaryora no sepa pero que lo emparenta con los dos forjadores de una hegemonía que está a punto de cumplir 26 años.
Por estos días en El Panal toda la atención se deposita en la audiencia que el miércoles se llevará a cabo en la Corte Suprema donde los representantes de la Nación y los de la provincia se reunirán en conciliación para definir cómo se saldará la deuda con la Caja de Jubilaciones de Córdoba.
Nadie duda que, así como ya sentó jurisprudencia en 2014, la Corte volverá a darle la razón al reclamo provincial e incluso el jefe de gabinete Guillermo Francos deslizó que los compromisos se cancelarán de acuerdo a las posibilidades financieras de la Nación.
Obras en pausa y sueños con números
El monto que se reclama se remonta a los inicios del gobierno de Alberto Fernández que dejó de actualizar las cifras que giraba y que luego Milei cortó por completo. Son casi un billón de pesos o 1.000 millones de dólares que nadie imagina que se paguen de contado. “Lo que se espera, de mínima, es que se regularicen los giros mensuales que representan 20.000 millones de pesos y comenzar a discutir cómo se cancela el resto” dice desde Casa de Gobierno un ministro.
Algunos se entusiasman haciendo números y calculando las obras que se podrían ejecutar con la liberación de fondos que hoy financian el déficit de la Caja. Por ejemplo, la obra de cruce a desnivel en la autovía 19 a la altura de Malvinas Argentinas beneficiará a una ciudad que ya se divide entre un lado y otro de la ruta tornando muy peligrosa la intersección. El cálculo inicial de esos trabajos que demandarán más de un año es de 17 millones de dólares. “Casi una obra de esa magnitud por mes” ejemplificaba un intendente.
Internas, nombres y candidaturas en danza
Aunque Llaryora espera ansioso las noticias que lleguen de Talcahuano 550, no deja de poner un ojo en la elección de octubre y tal vez se lamente de no tener bajo control el desenlace clave que representa la candidatura de Schiaretti. Nadie espera que encabece la lista y en un gabinete sin nombres rutilantes la mirada se vuelve hacia la Unicameral. Se anotan algunos dirigentes, pero no sobran perfiles altos y de exposición segura. Facundo Torres o Miguel Siciliano fueron claves en la gobernabilidad de una cámara con votaciones ajustadas y desarmar ese tándem no sería fácil, pero alguno de los dos podría encabezar la boleta de Hacemos Unidos por Córdoba.
Tampoco será fácil digerir que la elección para el cordobesismo sean los 17 o 18 puntos que marcan las encuestas al día de hoy, aunque les permitiría renovar dos bancas, un resultado que a priori parece aceptable. Y por renovación se entiende que son las bancas de Ignacio García Aresca y Oscar Agost Carreño (ingresó por el PRO pero se sumó al cordobesismo). A Natalia de la Sota la imaginan jugando por fuera del peronismo y casi seguro bajo el sello del Frente Renovador con moderadas chances de reingresar a la cámara baja.
Libertarios, alianzas e incógnitas opositoras
El otro ojo está puesto en la lista libertaria que el diputado Gabriel Bornoroni defiende del asedio radical para resguardar su estrategia de candidatos “puros”. Pero desde la Rosada, y a la luz de los resultados en Santa Fe por la constituyente y por las encuestas en CABA por las legislativas locales, comienzan a advertir que la sola figura de Milei no alcanza y que las alianzas locales pueden ser una alternativa.
La lista en alianza con De Loredo y LLA todavía es una especulación, pero un triunfo sería una advertencia al oficialismo local con miras al 2027 y obligaría a Juez a replantear sus aspiraciones que siempre estuvieron puestas en la gobernación. Pero todo es demasiado conjetural en un contexto donde las piezas y la realidad se mueven al ritmo de una economía que en dos semanas pasó del riesgo de corrida bancaria a la embriaguez de festejar endeudamiento externo y dólar barato.
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