Las ideas son siempre buenas, en tanto son intentos de mejora. Las teorías siguen siendo útiles para explicar una parte de la realidad. El problemas es cuando se convierten en leyes universales, con las que parece poder explicarse casi todo, y se vuelven dañinas, cuando se ideologizan y se convierten en explicaciones simplificadas y únicas, que excluyen otras explicaciones, generando ideas absolutistas, dogmáticas y extremas, que se aplican como prescripciones.
Este ciclo parece repetirse una y otra vez, con los mismos resultados negativos. Así los acuerdos, pactos, coincidencias “básicas” o simples alianzas electorales se convierten en “papel mojado” a poco que se camina y las diferencias se vuelven irreconciliables.
Los sistemas liberal-democráticos, con sus estructuras constitucionales de representación, con sus procedimientos en la sanción de las leyes y sus prácticas de negociación que identificamos como “la rosca” entre mayorías y minorías, al menos no parecen suficientes para que las distintas ideas alcancen una síntesis que permita avanzar sin conflictos mayores que radicalizan las opiniones.
Por ello las coincidencias sobre los métodos para alcanzar equilibrios sostenibles a largo plazo, son más importantes que los que se tengan en las ideas, procurando que éstas no se absoluticen y radicalicen.
Es evidente, que los métodos del capitalismo –una derivación de los sistemas liberal-democráticos- que concentra la riqueza y el poder en unos pocos nos están llevando a un proceso autodestructivo, en el que las mayorías se empobrecen y pauperizan a la vez que solo el aumento irresponsable del consumo de bienes y las mejoras tecnológicas que “ahorran” trabajo humano excluyen a las mayorías, reducen “el mercado” que debieran sostenerlo y destruyen el medio ambiente en el que todos debemos vivir.
Un nuevo método que no esté basado en los procesos de fusión y concentración financiera, en el aumento constante del consumo y la promesa tecnológica que como una religión se instalan en el mundo, solo puede surgir desde la base social. Como ocurrió cuando comenzó el actual proceso en la revolución industrial que reemplazó el sistema feudal y monárquico previo.
Ese nuevo método está allí en las periferias del actual sistema, en un estado larvado –o sea apenas naciendo- esperando que sea su hora para crecer cuando y donde el sistema actual se autodestruya tal como anticipan propios y extraños, que miran a largo plazo.
Sus características que se muestran más exitosas, se basan en la transparencia de la información, la colaboración y la cooperación en la acción que generan eficiencia y eficacia, considerando las herramientas que surgen de todas las ideas, siempre que contribuyan al crecimiento compartido de quienes utilizan el método.
Así, la capitalización y el desarrollo integral, gradual y acumulativo tiene posibilidades de sostenerse y crecer sin someterse a las creencias consumistas y tecnológicas que excluyen a las mayorías, destruyen el mercado y el medio ambiente.
Sea por la exclusión de las mayorías, la caída de los mercados o por la destrucción masiva que se observa cada vez más cerca, tanto por las guerras como por los problemas ambientales que se anuncian y ya han comenzado, el nuevo método solo puede crecer, salvo que toda la humanidad se destruya a sí misma en un “todos contra todos”.
El último párrafo nos anticipa que el nuevo método no crecerá sin dolor, que lo hará en la periferia del sistema y método actual, entre aquellos que queden excluidos o se bajen de un sistema y método que vigila, controla, castiga y somete. Pero con la esperanza que la transparencia de la información, la colaboración y la cooperación les permita capitalizarse individual y colectivamente en forma gradual y acumulativa, evitando radicalizar los conflictos que sobrevendrán.
Por supuesto que en las fronteras –geográficas, ideológicas y sociales- de ambos métodos habrá conflictos, por lo que los Estados –supra nacionales, nacionales, provinciales y municipales- y las empresas son fundamentales para que ellos se resuelvan en favor del nuevo método en la medida que no se opongan a él, no lo intenten dominar y lo promuevan allí donde la sociedad civil pueda organizarse de ese modo.
Es que se trata de un cambio civilizatorio que crece y prospera cuando su respuesta a desafíos naturales o sociales no solo tiene éxito, sino que estimula una nueva serie de desafíos; y decae como resultado de su impotencia para enfrentarse a los desafíos que se le presentan.
Por tanto, si sientes que el sistema y método actual –capitalismo financiero, liberal-democrático, individualista, consumista, tecnológico y no sostenible ambientalmente- te ha excluido o no te brinda las soluciones que pretendes para tu vida, comienza a cultivar el método basado en la transparencia, la colaboración y la cooperación en tu entorno inmediato. Sin saberlo quizás, estarás contribuyendo a un cambio civilizatorio hacia un mundo mejor que te satisfaga y se sostenga en el tiempo.