La paradoja de Condorcet (enunciada a fines del siglo XVIII por el marqués de Condorcet) es una forma de interpretación del comportamiento de los votantes, típica de las elecciones de doble o triple vuelta. Su validez ha sido ratificada varias veces en nuestro país -Menem (2003), Macri (2015 y 2019)- por lo que es una posibilidad que en las próximas elecciones pueda ocurrir nuevamente.
En 2003 Menem ganó en primera vuelta, pero abandonó en la segunda ante la evidencia que Néstor Kirchner obtendría casi todos los votos de la oposición, por lo que éste quedó consagrado.
En 2015, previo a las Paso Macri era el tercero, por debajo de Massa y Scioli, pero en ellas quedó segundo y en el ballottage se impuso a Scioli. En 2019, la gran diferencia obtenida en las PASO por el FdT se redujo sustancialmente en la primera vuelta, aunque no alcanzó para que JxC fuerce un ballottage.
La afirmación de Condorcet es simple y basada en la observación empírica de los casos de entonces, que se repiten hoy: si en una elección de tres candidatos, en una primera vuelta (o en las Paso) la población vota más a un candidato, dejando a los otros dos candidatos como segundo y tercero, en la siguiente elección el menos votado, puede pasar al segundo puesto e ingresar al ballotage, o, directamente, ganarlo si fuera una elección de dos vueltas.
Eso también pasó recientemente en otros países de Latinoamérica, como Castillo en Perú 2021 contra Keiko Fujimori; Gabriel Boric en Chile 2021 contra Katz; Bolsonaro en Brasil 2022, que recortó mucho la diferencia de primera vuelta con Lula, aunque no le alcanzó por poco para ganar en el ballotage; o Bernardo Arévalo, en Guatemala en 2023, contra Sandra Torres.
Los motivos son también fáciles de explicar y contradicen la teoría de “voto al ganador” que plantea la Paradoja de Arrow (premio Nobel de Economía 1972), lo que se aplica más a las decisiones económicas, aun contrariando los propios intereses.
Aplicado a nuestro caso actual: si los votantes de Bullrich en las Paso tienen, como segunda alternativa, a Milei en las generales, éste le puede restar votos por haber sido el ganador y con una propuesta parecida. Mientras que, si tienen como segunda alternativa a Massa, lo que podría ocurrir con larretistas y radicales, con quienes tuvo una fuerte interna en las Paso, Bullrich puede perder votos hacia ambos lados, lo que parece estar ocurriendo.
Por ello, el “tercero Condorcet” (Massa) trata de mantener los votos que lo votaron a él y a Grabois en las Paso, e intenta aumentarlos con los que no fueron a votar, votaron en blanco y los que pueden migrar desde JxC, pudiendo quedar segundo, o primero en la primera vuelta electoral.
Mientras que el primero en las Paso (Milei), en la primera vuelta sólo puede aumentar con los votos que obtenga de Bullrich; y -salvo que se produjera una poco probable migración masiva de Bullrich a Milei- no le permitiría obtener más del 45% en primera vuelta, que lo consagraría, por lo que lo más probable sería que debiera enfrentar a Massa en una segunda vuelta.
En la segunda vuelta, el resultado dependería del voto de los votantes de Bullrich de JxC, y los partidos minoritarios –Bregman del Frente de Izquierda, y Schiaretti- según su rechazo mayor o menor a Milei y Massa.
Allí entran en juego los aspectos cualitativos de las tendencias dominantes. Entre los sectores más institucionalizados, es clara la tendencia a señalar a Milei como “una amenaza a la democracia” (Financial Times).
En el mismo sentido, intelectuales insospechados de massistas o de kirchneristas, como Katz, Meijide, Sarlo, Gargarella, Perochena, Sábato, etc., exigen un “Compromiso electoral: ante las amenazas a la democracia” que representa Milei; por lo que exigen a las otras dos fuerzas votarse mutuamente en caso de una segunda vuelta en el que lo enfrenten.
Mientras que 170 economistas de todo el espectro ideológico (Miguel Ángel Broda -en cuyo estudio se desempeñó Javier Milei-, Roberto Frenkel, José Luis Machinea, Daniel Marx, Juan Llach, Marina Dal Poggetto, Daniel Heymann, Nicolás Gadano, Ricardo Delgado, Andrés López, Miguel Kiguel, Eduardo Levi Yeyati, Javier González Fraga, Diego Bossio y Martín Rapetti, entre otros) afirman “la inviabilidad, amenaza o desastre hiperinflacionario que produciría la dolarización” propuesta por Milei.
Por último, una parte importante de la iglesia católica, con el aval de las más altas jerarquías, como el arzobispo de Buenos Aires –García Cuerva- y el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina -Ojea- exigen a Milei que se desdiga de los insultos y descalificaciones hacia el papa Francisco, y se preguntan “si alguien con ese desorden emocional puede soportar las tensiones propias del cargo público al que aspira».
Es claro que estas declaraciones de los que Milei denomina “la casta” pueden no afectar a todos sus votantes, pero seguramente tienen influencia en las clases medias aspiracionales, que pueden ser definitorias en los resultados de la primera y segunda vuelta.
Por su parte medios muy importantes que impulsan la candidatura de Bullrich pueden influir, sobre todo si hubiera una escapada del dólar o un aumento sustancial de la inflación (que está más regida por la Paradoja de Arrow, aplicable a las decisiones económicas que puede producir una corrida si Massa queda segundo en primera vuelta), lo que podría cambiar totalmente el contexto en el ballottage.
Es que las paradojas son dichos o hechos que parecen contrarios a la lógica, pero ocurren.