Talleres culminó la Liga Profesional de Fútbol (LPF) siendo uno de los equipos que mejor fútbol mostró en lo que va del año, algo que se reflejó de la mejor manera en la tabla, donde no solo consiguió ser el subcampeón, por detrás de River, sino que logró sacarle cuatro puntos a su inmediato perseguidor, San Lorenzo, y cumplió su mejor campaña en Primera División, en cuanto a puntos se refiere. En total, fueron 50 unidades, nada más y nada menos, producto de 14 victorias, ocho empates y cinco derrotas. Si bien no le alcanzó para pelear hasta el final –los números del Millonario son estratosféricos, a la altura de su plantel- el semestre de Talleres fue de ensueño y, en muchos tramos del campeonato, logró arrasar con los rivales que tenía en frente.
El comienzo del mismo fue un tanto dubitativo, con una inesperada derrota de local ante Independiente, con un plantel aun incompleto. La victoria ante Atlético Tucumán en el Estadio José Fierro le dio un gran envión a un equipo que luego iba a derrotar con mucha autoridad a Boca y a Central Córdoba en el Mario Alberto Kempes, y con una goleada ante Platense en Vicente López.
Las fechas 6, 7 y 8 significaron un quiebre para el Matador, ya que fallos arbitrales en contra lo privaron de seguirle el ritmo a los de arriba. Una muy discutida expulsión ante Vélez, un penal inexistente en Florencio Varela ante Defensa y Justicia y otro ante Banfield en Córdoba fueron los culpables de que la T solo pueda cosechar un punto de nueve. Tras el parón por fecha FIFA, el clásico ante Instituto fue, para el equipo de Javier Gandolfi, una bisagra. Con una muy buena actuación en el Monumental de Alta Córdoba, la T se despachó con un 3 a 0 y repetiría el mismo resultado en casa, ante Barracas Central. Luego, otro bajón de tres partidos: empates ante Colón y San Lorenzo (un rival directo) y caída ante Estudiantes.
Esa caída ante el Pincha, en lo que fue quizás el peor partido de la T en el torneo, caló hondo en el plantel y, a partir de allí, los números pasarían a ser asombrosos: de los restantes 14 partidos, solo cayó en uno, ante Lanús. Antes, pasaron triunfos ante Rosario Central, Racing y River, el líder, en una seguidilla muy brava, un empate en el superclásico cordobés ante Belgrano y otra racha de victorias, ante Argentinos, Tigre y Arsenal. La caída ante el Granate fue un simbronazo para todo el mundo Talleres, ya que venía envalentonado y presionando a River, que tampoco paraba de ganar. Tras ello, el empate ante Godoy Cruz en el Kempes significó que el campeonato estaba casi decidido. Sin embargo, Gandolfi administró bien las emociones y las cargas, y la T logró vencer en Junín ante Sarmiento y en Parque Patricios ante Huracán. Los empates de local ante Unión y Gimnasia (LP) fueron otros puntos magros para el Albiazul, que cerró la LPF el viernes con otra igualdad, ante Newell’s en Rosario.
Si bien el objetivo de Talleres fue desde un inicio el de posicionarse en lugares de clasificación a copas internacionales, ni el hincha más optimista hubiera pensado en que este plantel le iba a pelear, por momentos, el torneo a River, por lo que el campeonato realizado por la T es inobjetable.
Las claves
Sin dudas que los puntos más fuertes del Matador estuvieron en su ofensiva. No por nada la T fue el segundo equipo más goleador, con 42 tantos a favor, casi doblegando a San Lorenzo, que marcó 23. Michael Santos se lleva todos los flashes por ser el goleador (marcó 13 dianas, pero además dio cinco asistencias), pero el tridente que formó con Diego Valoyes y Ramón Sosa fue digno de un equipo con aspiraciones de coronar. Rodrigo Garro fue otra pieza clave para que los tres delanteros se puedan lucir. En el medio, la solidez de Rodrigo Villagra y la grata aparición de Ulises Ortegoza le otorgó equilibrio. El capitán, Guido Herrera, demostró nuevamente porqué es el titular indiscutido en el arco, con actuaciones sobresalientes. En la defensa, Matías Catalán y Gastón Benavídez cumplieron soberbias actuaciones.
Qué le faltó
El plantel se terminó de conformar sobre la marcha y eso significó para Talleres arrancar por detrás de otros equipos. La defensa fue la que más sufrió este suceso. Portillo llegó ya con el torneo en marcha y debió ocupar el lateral izquierdo, una posición que no le es natural. Aun así, logró mostrar mucha solidez a la hora del retroceso. El puesto de segundo marcador central fue un dolor de cabeza para Gandolfi. Ni Juan Rodríguez ni Lucas Suárez pudieron adueñarse del puesto por distintas lesiones a lo largo del torneo, algo que apuró los procesos para un jugador como Tomás Palacios, una de las joyas de la cantera albiazul, que debutó en jornadas clave.
Lo que viene
Las reuniones entre Javier Gandolfi y Andrés Fassi ya se pusieron en marcha. El fin de semana del 20 de agosto arrancará la Copa de la Liga, y el entrenador quiere tener al plantel armado para esa primera fecha, que será ante Gimnasia (LP). La dirigencia tendrá la difícil tarea de encontrarle reemplazantes a las figuras que partirán: Michael Santos y Diego Valoyes, casi con seguridad, y Matías Catalán, que tiene promesa de venta. Serán 14 jornadas donde la T deberá asegurar su lugar en la Copa Libertadores, pero además significarán una nueva chance de pelear por el tan ansiado título.