El presidente Alberto Fernández hizo mención a los debates internos del Frente de Todos respecto a la estrategia electoral y cuestionó al kirchnerismo por rechazar las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), luego de haber reclamado que desista de sus intenciones de pelear por un segundo mandato bajo el argumento de «ordenar la competencia».
«Es la decisión más sensata que tomé y que mejor le hace al espacio», señaló el jefe de Estado en referencia a su decisión de renunciar a la reelección, y agregó: «Después me confunde que ahora que me bajé digan que no quieren que haya PASO. Pero cómo, ¿No era que querían que me baje para que haya PASO?».
A pesar de admitir matices con la vicepresidenta Cristina Kirchner, indicó que «las cosas más o menos se van ordenando», en el marco de un tiempo político complejo y subrayó que «un poco de convulsión en el peronismo está bien». Además, habló de los permanentes cuestionamientos de la ex mandataria a su gestión.
«Cristina se diferencia de mi gobierno y escribe cartas y saca tuits. A mí esas cosas no me molestan porque dejan en evidencia que está viva la política. La peor política es la que obedece», afirmó.
En la misma línea, indicó: «La política no es un cuartel, lo que creía es lo que creía y hoy lo sigo creyendo, que fueron errores políticos, malas decisiones políticas que, seguramente, ella reconocerá errores en el mío. Yo la escucho, a veces tiene razón, en otras creo que ninguna, pero es su posición y la respeto».
Para Alberto Fernández su Gobierno «no es comparable con ninguno por el contexto que tuvo», y remarcó: «Fui el jefe de Gabinete de Néstor (Kirchner) en un Gobierno de mucha crisis, pero nos tocaron cuatro años fenomenales donde los commodities no paraban de subir y donde tuvimos un proceso de crecimiento de reservas que fue relativamente fácil y tan grande que un día nos dimos el lujo de pagar toda la deuda con el FMI».
«¿Qué tiene el común el presente con eso? Los dos heredamos los resultados de las políticas neoliberales, un cuadro de pobreza preocupante, pero con Néstor ni Cristina ni Macri soportaron una pandemia», indicó.
Desde la quinta de Olivos, el Presidente recordó las críticas que recibió luego de haber retrocedido con la expropiación de Vicentin: «Racionalmente ordené la expropiación, después me encontré con muchas dificultades y conocí su información, entonces me planteé que, si expropiaba, tenía que pagar las deudas».
«No advertí lo que le costaba a la Argentina hacerse cargo de Vicentin y muchos vieron eso como una falta de osadía y para mí fue racionalidad pura», declaró y aseveró: «Muchos de ellos se presentan desde un lugar casi revolucionario. ¿La revolución consiste en pagarle a una banda de delincuentes que han dejado una empresa en quiebra? A mí eso muy revolucionario no me suena».
Inflación y pobreza
El Presidente habló además de la situación económica que transita la Argentina y enfatizó en que «quedan muchas cosas por hacer» aunque remarcó que el contexto no siempre permite realizarla. «La inflación en Argentina es muy alta, pero hay que mirar lo que pasó en el mundo. Es resultado de lo que pasa en la guerra también», explicó.
«En Argentina se multiplicó por dos, pero no hay que olvidar que Macri no se fue sin inflación, sino que dejó 55 puntos de inflación. Cuando hice campaña dije que el problema no iba a resolverse en cinco años y que iba a demandar mucho tiempo, la guerra ni siquiera estaba en mis planes», desarrolló, al tiempo que sostuvo que «no se puede vivir con una inflación del 100%».
Consultado por la pobreza, contrapuso que el desarrollo de la economía informal abona al crecimiento del empleo, pero remarcó que no se computa en los CENSOS por lo que el universo de los trabajadores no registrados no están computados.
«Desde el día que llegué anuncian que me van a saquear los supermercados y nunca ocurrió. No tenemos escenarios de conflictividad social porque pusimos mucha planta en la gente», aclaró.
En otro pasaje de la entrevista, Alberto Fernández dijo que se está viviendo «un buen momento, de revisión, reflexión, de disputa» y añadió: «Se está volviendo a entender que lo que tenemos enfrente es muy peligroso y no podemos permitir que ese peligro se patentice».
En este contexto, recuperó las definiciones dadas por la dirigente de la Coalición Cívica (CC-ARI), Elisa Carrió, quien sostuvo que, si Patricia Bullrich o Javier Milei llegan al Gobierno, «va a correr sangre, porque lo que ellos proponen va a requerir sangre y violencia». «Nosotros no podemos permitir eso», indicó.
Además, desestimó que el líder libertario capitalice a la juventud y se mostró reacio ante los sondeos de opinión ya que considera que «uno de cada diez no contesta las encuestas».
«Milei habla de la casta, pero nunca habla de la casta empresarial que le da de comer a él. Cada vez que Milei reniega contra el sistema lo que debemos admitirle a los jóvenes es que nadie defiende más este sistema injusto que Milei, con el falso argumento de la libertad», remarcó.
Su futuro después del 10 de diciembre
«Yo me voy de acá y me vuelvo a mi casa. A mí no me pagan una mansión ni oficinas. Soy un privilegiado y me llevo el honor de haber presidido la Argentina», afirmó sobre su futuro al término de su mandato.
El 10 de diciembre de 2023 se ve haciendo política, dando clases en la facultad, con tiempo para «tocar un rato más la guitarra» y más involucrando en la crianza de su hijo, Francisco.
«Hice política diez años sin tener una unidad básica, no es verdad que para hacer política necesitás un cargo, necesitás vocación, ideas, servir a la gente», concluyó.