Los comicios porteños se enredaron ayer en el complejo sistema de votación promovido por el jefe de Gobierno y precandidato presidencial Horacio Rodríguez Larreta, quien promovió dos metodologías diferentes para la votación local -que se realizó con voto electrónico- y la nacional -que siguió el sistema tradicional de boleta en papel-.
El experimento resultó un fiasco a partir de las complicaciones que ocasionó en las urnas, donde se produjeron largas demoras que retrasaron la votación. Tanto fue así que la jueza federal con competencia electoral en la Ciudad de Buenos Aires, María Servini, salió a advertir que “resulta preocupante el grado de improvisación” en el manejo de las máquinas de votación electrónica e incluso adelantó que presentará una “denuncia penal” contra las autoridades porteñas.
“Voy a hacer una denuncia penal por no obedecer las órdenes del juez que tiene la jurisdicción en la Ciudad de Buenos Aires”, anticipó en referencia a las actas que labró requiriendo la presencia de técnicos para las máquinas del voto electrónico, directiva que no se habría cumplido.
En su escrito, Servini alertó además a la Cámara Nacional Electoral sobre la “impericia nunca antes vista en la organización y ejecución de un proceso electoral”, a la vez que consideró que “resulta preocupante el grado de improvisación con que se han manejado tanto la empresa contratada para la provisión e instalación de las máquinas de votación, como el propio Instituto de Gestión Electoral” de CABA. Pronto, la propia Cámara Electoral salió a manifestar su “preocupación por la situación generada, en tanto dificultó la participación de los votantes en la Ciudad y también en el proceso de votación para cargos nacionales, ajeno a las deficiencias de dicho sistema electrónico local”.
La propia precandidata presidencial Patricia Bullrich salió a protestar por los inconvenientes, al considerar que “la votación de la Ciudad de Buenos Aires es un desastre. Tuve que votar como siete veces, me cambiaron la máquina porque no funcionaba”.
“Voté siete veces, vinieron dos técnicos. Y después de tratar de votar siete veces, me pasó una cosa muy rara: votaba una lista y me salía otra distinta a la que yo no quería votar y tampoco imprimía la máquina por lo que tenía que esperar”, aseguró la precandidata, que en total tardó 12 minutos en emitir su sufragio.