El ex intendente Germán Kammerath finalmente recibió ayer la libertad condicional y dejó la cárcel de Monte Cristo, donde cumplía condena en el marco de la causa Radioaviso. Por lo tanto, el también ex funcionario menemista ya está viviendo en su casa del country del Jockey Club en barrio Jardín, en la zona sur de nuestra ciudad.
La liberación fue confirmada por su abogado, Eduardo Gómez Caminos. “Le han concedido la libertad condicional. Ha observado los reglamentos carcelarios, además de cumplimentarlos. Seguirá en libertad, bajo las condiciones que el juzgado le fija”, detalló el letrado.
La medida dispuesta por el juez de Ejecución Penal número 2 de Córdoba, Cristóbal Laje Ros, no significa pena cumplida, sino poder recuperar la libertad y mantenerla, siempre y cuando se cumplan ciertas normas legales.
El ex intendente de Córdoba está preso desde el 28 de octubre de 2021, luego de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación dejó firme la condena en su contra a tres años y seis meses de prisión, en el marco de la causa Radioaviso. Tras ese fallo de la máxima instancia judicial, la Cámara 2ª del Crimen de Córdoba ordenó la detención. Kammerath fue trasladado en primera instancia a la Cárcel de Bouwer, donde cumplió buena parte de la condena. Estuvo en el pabellón “VIP”.
Su defensa nunca dio el brazo a torcer y, argumentando problemas de salud del ex jefe municipal, reclamó que fuera trasladado a la cárcel de Monte Cristo (un establecimiento de semilibertad). Lo que finalmente ocurrió, recordó en un informe el periodista del diario La Voz del Interior, Claudio Gleser.
Ahora, obtuvo el beneficio de la libertad condicional. ¿Cómo es eso? Kammerath, según fuentes oficiales, cumplió los dos tercios de la condena. La pena total se cumple el 28 de abril de 2025. Al no ser reincidente, no tuvo problemas. Cuenta a su favor con una reducción de 14 meses por “aplicación de estímulo educativo”. ¿Qué es esto? Estudiar muros adentro, capacitarse, hacer cursos, elegir alguna carrera, aprender algún oficio.
Fuentes oficiales señalaron que, estando preso, Kammerath realizó distintos cursos de aprendizaje, como asistente de biblioteca, y otros oficios. Además, trabajó realizando la limpieza de la escuela que funciona en la cárcel de Monte Cristo.
Por otro lado, desde el Servicio Penitenciario de Córdoba (SPC) se informó que el interno tuvo conducta ejemplar 10. Su calificación más baja fue de 8. Nunca tuvo problemas con presos, ni guardiacárceles, ni jefes. Jamás, una sanción o corrección disciplinaria.
Un informe del SPC señala que Kammerath no tuvo dificultades en la convivencia con otros presos. Siempre se mostró “distante” con los jefes penitenciarios, nunca se quejó, siempre pidió lo justo y necesario; y cuidó las instalaciones de los pabellones.
Estabilizado emocionalmente
El informe psicosocial remarca que el interno tiene estabilidad emocional y conductual, es colaborador y respetuoso. En relación al hecho por el que se lo condenó (corrupción), Kammerath siempre tuvo “un posicionamiento de limitado compromiso subjetivo”.
Nunca quiso manifestarse en profundidad al delito cometido y achacó en “cuestiones políticas”, en torno al cargo de intendente que tuvo, la responsabilidad de que haya sido condenado y encerrado.
Toda persona que accede a la libertad condicional debe cumplir con ciertas normas: fijar domicilio, no volver a delinquir, no consumir alcohol ni drogas, no causar problemas, presentarse con cierta periodicidad ante alguna dependencia oficial.
Kammerath y una extensa causa judicial
En 2015, el ex funcionario nacional fue juzgado y condenado por la Cámara 2ª del Crimen de Córdoba, con apoyo de un jurado popular, por negociaciones incompatibles con la función pública en el transcurso de su gestión como intendente de Córdoba. Se trataba de la causa Radioaviso: la contratación irregular de un servicio de seguimiento satelital para la flota de vehículos municipales.
Kammerath recibió una condena de tres años y medio de cárcel, además de inhabilitación perpetua. El fallo fue unánime. Como la sentencia no estaba firme, no quedó preso.
Su defensa casó el fallo y todo fue a parar al Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Córdoba. La máxima instancia judicial ratificó la condena en 2018. Fue entonces que hubo una apelación, esta vez, ante la Corte Suprema de Justicia.
Finalmente, en 2021, a dos décadas del inicio de la causa y luego de interminables apelaciones y recursos, hubo un fallo definitivo.
La sentencia de la Corte fue firmada por los jueces Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Elena Highton de Nolasco, quienes rechazaron de plano el recurso de la defensa del exfuncionario. Hubo disidencia de los jueces Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda, quienes señalaron que “se había violado la garantía del plazo razonable para dictar sentencia, ya que los hechos ocurrieron en 2000, el caso se investigó en 2003 y este fue elevado a juicio en 2006″.