La batalla generacional en el peronismo cordobés es explícita. Y Federico García, hasta hace pocos días secretario de Gobierno del gobernador Juan Schiaretti y uno de los principales armadores del intendente Martín Llaryora en el interior provincial, lo hizo saber sin medias tintas: pidió a la “clase dirigente más vieja” que dé un paso al costado y no vaya por la re-reelección en la Legislatura provincial.
El contexto es el debate para suspender el Código Electoral y habilitar una última re-reelección, impedida (hasta ahora) para intendentes, concejales y legisladores provinciales. Entre estos últimos están históricos caciques del PJ cordobés, como Oscar González, presidente provisorio de la Legislatura, y Francisco Fortuna, jefe de la bancada.
García admitió que hay “algunas diferencias” con la “clase dirigente más vieja”. “Algunos legisladores que llegaron a los 65 años, tienen que dar un paso al costado. Sí tienen que ser materia de consulta, son personas con experiencia, pero no pueden querer estar en un lugar sin escuchar a la gente. Claramente, la gente está hablando de un no a la re reelección y hay legisladores que quieren torcer la voluntad de la gente para darse ellos mismo un período más”, expresó el dirigente llaryorista en diálogo con el periodista Juan Manuel González.
García es uno de los pilares de las juntas promotoras de la candidatura de Llaryora a la Gobernación. Este esquema de acumulación política es resistido por el schiarettismo, que cree que no es el momento de la política, sino el de la gestión, y que adelantar esos plazos desordenará al peronismo.
Para que el mensaje quede claro, Schiaretti pidió días atrás la renuncia de García. Y éste, lejos de resguardarse, decidió confrontar con la “vieja guardia”. Al poner en marcha las juntas promotoras, García suele aparecer al lado del diputado nacional Ignacio García Aresca, “hermano de la vida” de Llaryora. La calificación no es exagerada: en los años `70, Llaryora vivió una temporada en la casa de los García Aresca.
Ese es el marco para ponderar las palabras de García, quien dijo que “después de 20 años” hay legisladores del peronismo que “muchas veces” ocupan bancas “de manera testimonial”. “Es momento de que muchos legisladores de Hacemos por Córdoba den un paso al costado y le dejen a dirigentes más jóvenes, pero con capacidad, la posibilidad de ser legisladores”, reclamó el llaryorista, quien dijo que “la falta de presencia” de legisladores peronistas en el territorio “tiene que ver con el desgano, que a partir de los años pasa a ser cansancio”.
En un principio había un acuerdo entre los intendentes de los distintos partidos políticos de pedir a la Legislatura que reinterprete la reforma electoral de 2016 y habilite (por única vez) la re-reelección. Sin embargo, el radicalismo (sus legisladores, autoridades y principales figuras) se pronunciaron en contra. Así, Schiaretti reclamó que haya un acuerdo: “Si la ley se aprobó por unanimidad en 2016, ahora debe ser suspendida con un consenso similar”, fue, palabras más palabras menos, la orden que bajó.
Hasta aquí, el problema era de los intendentes radicales, desconfiados de que Juntos pueda vencer a Hacemos por Córdoba en 2023. Pero con el correr de las semanas y la indefinición también se pusieron nerviosos algunos legisladores impedidos de ser re-reelectos. Ahora, con el pedido del llaryorista García las esquirlas parecen hacer daño en el buque peronista.
En El Panal hay desconcierto ante la posición de rebeldía adoptada por estos sectores del llaryorismo. Aunque el intendente capitalino esquiva la polémica concentrándose en la gestión, nadie del gobierno provincial cree que no pueda dar una orden directa a su tropa, agregó González en el informe periodístico difundido por el portal La Política Online.