El giro en el posicionamiento político del macrismo, que enfrió su relación con el Gobierno, se trasladó también al Congreso nacional.
El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, quedó en el centro de la mira de PRO y es blanco móvil de reproches por dilatar el tratamiento de proyectos de diputados amarillos.
También le recriminan haber manejado mal el escándalo por la visita de diputados libertarios a genocidas presos, y le exigieron que haga un pronunciamiento público al respecto.
Después de haber coqueteado con el oficialismo, al punto que se especulase con una integración parlamentaria, el PRO parece haber vuelto al redil de la «oposición dialoguista», donde también se encuentran la UCR y Hacemos Coalición Federal, entre otras fuerzas políticas.
«Bienvenido PRO a la oposición», soltó risueña y jocosamente una importante espada del bloque radical en una ronda con periodistas acreditados.
Si bien era un secreto a voces que el partido presidido por Mauricio Macri iba a empezar a marcar diferencias con La Libertad Avanza una vez conseguida la ley Bases, el estallido de la interna con Patricia Bullrich aceleró el proceso a pasos agigantados.
«La idea es empezar a marcar límites, que es lo que siempre anunciamos durante todo el primer semestre que iba a pasar luego de la ley Bases. Hasta ahí los acompañamos, los apoyamos, les dimos las herramientas y una vez ya superado ese tema, nos estamos empezando a desmarcar de algunas cuestiones. Son posicionamientos políticos», admitieron altas fuentes del bloque del PRO.
En este marco, el bloque amarillo redobló la presión sobre Menem el martes pasado a través de un comunicado firmado por su titular, Cristian Ritondo, y por la secretaria parlamentaria, Silvana Giudici.
En el escrito le enrostraron al riojano el esfuerzo realizado «arduamente» por el PRO para «impulsar las transformaciones que el país necesita», y le exigieron «una favorable y pronta respuesta» al pedido para tratar una agenda de 15 iniciativas «históricamente impulsadas» por ellos.
El mismo pedido pudo haber sido tramitado de forma privada y reservada, mediante un llamado telefónico o reunión presencial, pero la decisión política fue hacer público el malestar con Menem para marcar una distancia y dejar mal parado al titular del cuerpo.
Esta jugada política se enmarcó también en un intento de delimitación política del macrismo respecto del oficialismo, luego de que la ministra de Seguridad afirmara que La Libertad Avanza «ya absorbió» al electorado del PRO.
«El motivo de la carta es que empiecen a moverse temas. El Gobierno ahora está empezando a hacer anuncios de leyes, pero sobre temas que el PRO ya tiene presentados hace años. No hay nada nuevo, no están descubriendo la pólvora. Lo que decimos es que dejen de pensar proyectos y empiecen a darle bola a lo que ya está presentado. Se puede avanzar tranquilamente sobre la base de esos proyectos ya presentados», detallaron desde el PRO.
Durante el transcurso de la semana, el Gobierno presentó primero un proyecto de juicio en ausencia, con el aniversario del atentado a la AMIA como telón de fondo, seguido de un proyecto de baja de la edad de imputabilidad, y finalmente una reforma electoral y una iniciativa de «ficha limpia».
Se trata en todos los casos, efectivamente, de proyectos ya presentados por el PRO, por lo que se infiere que el descontento en la bancada presidida por Ritondo tiene que ver con una sospecha de que el Gobierno busca adueñarse de esa agenda, en lugar de reconocerle los «derechos de autor» a los diputados amarillos (y trabajar sobre los proyectos ya presentados en lugar de enviar iniciativas similares del Poder Ejecutivo).
Para colmo de males, el miércoles explotó el escándalo de la visita realizada el día anterior por parte de diputados de La Libertad Avanza a genocidas presos en el penal de Ezeiza.
El jueves en la reunión vespertina y delante de funcionarios de Gobierno y de todos los referentes dialoguistas, Ritondo no perdió oportunidad de pasarle factura a Menem, ya que se utilizó una camioneta oficial del Congreso para trasladar a la comitiva libertaria.
También le reclamó que tomara cartas en el asunto y que no dejara pasar el tema como si nada grave hubiera ocurrido.
El riojano se excusó señalando que dicha visita se había realizado sin su conocimiento previo y que la asignación de la camioneta se había efectuado de forma automática, ya que así lo marca el procedimiento de solicitud de movilidad para diputados nacionales.
Le aclaró, además, que dicho gesto con los represores no era representativo ni del Gobierno ni de La Libertad Avanza.
A contramano de los deseos de Menem, este tema, que tiene un costo político hacia adentro y hacia afuera para el oficialismo, podría colarse en la próxima sesión convocada para el 7 de agosto.
Resulta que el bloque de Unión por la Patria presentó un proyecto de resolución en el que propone la creación de una comisión especial que analice la conducta de los seis diputados nacionales implicados.
Así, la bancada encabezada por Germán Martínez estaría en condiciones de pedir que se trate sobre tablas el proyecto en la próxima sesión, forzando su inclusión en el temario.
Si consiguiera el apoyo del resto de los bloques de la oposición que también repudiaron la reprochable visita a genocidas, el resultado de la votación en el recinto podría ser implacable y dejar herido al oficialismo.