El fuego cruzado en el seno del Poder Ejecutivo sumó ayer un álgido capítulo y todo indica que la ruptura de la coalición de gobierno es un hecho consumado y con futuro incierto. Pese a que desde el entorno del presidente Alberto Fernández habían hecho trascender que el jefe de Estado pidió a su tropa que no respondan a las críticas y agresiones que reciben desde el ala dura del kirchnerismo, los ataques directos de los últimos días provocaron un golpe de timón y ayer fue el propio Fernández quien salió a responderles.
Al encabezar un acto en La Pampa, el mandatario cruzó a La Cámpora al señalar que él no es “el dueño del Gobierno” e incluso “nadie es dueño del Gobierno” ya que “el dueño es el pueblo, nosotros sólo representamos a ese pueblo”. El jefe de Estado se expresó así al responder al ministro de Desarrollo bonaerense, Andrés Larroque, quien por la mañana le recriminó a través de declaraciones radiales que no se iba a llevar “el Gobierno a la mesita de luz”.
De esta manera, el secretario General de la agrupación que lidera Máximo Kirchner volvió a cargar contra la gestión de Fernández pero esta vez no lo hizo contra el ministro de Economía Martín Guzmán por el devenir de la economía si no directamente contra la investidura presidencial, a quien acusó de promover el quiebre de la alianza de gobierno.
“Sin ningún tipo de dudas, el que fuerza la ruptura permanentemente con operaciones de desgaste sobre la figura de Cristina Kirchner y sobre el sector que ella representa es Alberto”, declaró Larroque. Y fue más allá al señalar directamente a los responsables –a su entender- de los resultados de la economía y el acuerdo con el FMI: “Acá los que están construyendo la derrota son Guzmán, Kulfas y Moroni”.
Luego, el dirigente consideró que Fernández aún está a tiempo de revertir el rumbo haciendo cambios sustanciales en el Gabinete, con esos tres nombres como fusibles. “Nosotros formamos el Frente de Todos. El Gobierno es nuestro”, remató.
En tanto, en otro tramo de su discurso Fernández se manifestó orgulloso de ser justicialista: “Si se quieren quejar de mi peronismo, quéjense, pero estoy orgullo de ser peronista”. Asimismo, ratificó que el país está “en el camino correcto” y afirmó que “la economía crece y el empleo crece”. Hacia el cierre, en tono de ironía y tras recordar la pandemia y otras dificultades que atravesó desde que llegó al Gobierno, el mandatario expresó: “Estoy preparado para cuando venga la invasión de platos voladores, es la única que falta”.
“Los ataques son para Alberto, no para Guzmán”
También se refirió a las fricciones en la alianza gobernante el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, al defender la gestión de Alberto Fernández, e incluso propiciar fuertes críticas a los planteos del diputado Máximo Kirchner, quien al igual que Andrés Larroque arremetió contra el ministro de Economía.
“Los ataques son a Alberto, no al ministro. Se lo dije a Martín en el acto: ‘Quedate tranquilo’. Yo recuerdo siempre que mi suegro decía: ‘Se lo digo a mi hija para que lo escuche mi nuera’. El castigo no es hacia Martín, es a Alberto, o en tal caso voltear un muñeco -que podría ser yo o cualquiera que sirviera- para que le hiciera daño a Alberto”, se despachó el ex ministro de Gabinete de Cristina Kirchner en declaraciones radiales.
Luego hizo lo propio el “Chino” Navarro, dirigente del Movimiento Evita y funcionario de Fernández. “Creo que a Larroque le afecta la campaña de San Lorenzo”, ironizó, y reclamó a los integrantes de la fuerza “bajar los decibeles”. El sábado último, Kirchner aprovechó un plenario de la rama sindical del PJ bonaerense para embestir nuevamente contra el Gobierno del cual forma parte y en particular hacia Guzmán por su defensa al programa económico que lleva adelante desde el acuerdo con el FMI.
Un mensaje de CFK poco casual
Con la excusa de una reunión con la periodista española Pilar del Río, la vicepresidenta escribió ayer un hilo de tuits y afirmó que los presidentes se legitiman “gobernando”, un mensaje que no puede leerse como casual en medio de la interna que atraviesa la alianza y que tiene a su hijo Máximo como principal protagonista. Cristina Kirchner recordó una cena en mayo de 2003 con empresarios e intelectuales.
“Faltaban unos días para el ballottage y la discusión durante toda la noche fue como íbamos a hacer para legitimarnos si el otro candidato renunciaba y no había segunda vuelta… algo que finalmente ocurrió”, escribió. “Mi respuesta fue única y categórica: nos íbamos a legitimar gobernando… porque se podía ser legítimo y legal de origen y no de gestión”, rememoró.
En la misma jornada el juez federal Julián Ercolini sobreseyó a Kirchner y a un centenar de empresarios en el capítulo de la “carterización de la obra pública” que se desprendió de la investigación central del caso “cuadernos” donde se denunció el pago de sobornos durante su Gobierno.