El pueblo argentino tiene una larga lista de festejos y manifestaciones populares de alcance masivo que fueron el antecedente de la que probablemente sea la mayor concentración que se haya registrado en nuestro país en su historia, por la llegada de la “Scaloneta” tras ganar el Mundial de Fútbol de Qatar.
“Celebro el modo en que el pueblo se volcó a las calles para homenajear a nuestra Selección y al equipo técnico”, escribió en la tarde de ayer el presidente Alberto Fernández en su cuenta de Twitter, donde remarcó: “Millones de argentinos y argentinas en las calles, en un diciembre distinto, que quedará para siempre en nuestros corazones”. “Todas y todos pudimos agradecer en unidad y armonía la enorme alegría que nos han brindado. Como Presidente me sumo a ello”, completó.
Claro que, antes del mensaje, el desborde popular llevó a suspender los planes originales del equipo ganador, que tuvo que sobrevolar en helicóptero la marea de gente –calculada por las propias autoridades en más de 5.000.000 de personas-. El primer antecedente de una movilización masiva fue el 17 de noviembre de 1972, cuando el ex presidente Juan Domingo Perón regresó a la Argentina tras 17 años de exilio y proscripción. De ese reencuentro surgió “el Día de la militancia” que se celebra hasta ahora en homenaje a la fidelidad de las masas con el líder del peronismo.
Una década después, una vista religiosa volvió convocó multitudes. Juan Pablo II, quien fue canonizado por Francisco en 2014, visitó dos veces Argentina: la primera, el 11 de junio en 1982, días antes del fin de la guerra de Malvinas, donde pronunció un histórico discurso apenas bajó del avión en el aeropuerto de Ezeiza. Las calles se llenaron de jóvenes que lo vivaron a lo largo de todo el recorrido. La segunda visita de Juan Pablo II se produjo en 1987, para las III Jornadas Mundiales de la Juventud, y allí el Papa llevó su mensaje a nueve ciudades del país.
Antes de eso, en 1983, el retorno de la democracia tras la sangrienta dictadura cívico-militar, con la llegada a la presidencia del líder radical Raúl Alfonsín, convocó otro festejo histórico. El 30 de octubre de 1983 marcó un antes y un después para Argentina, con el triunfo de Alfonsín. Pero ya cuatro días antes, en el cierre de su campaña, había congregado a más de un millón de personas frente a un escenario montado en el Obelisco porteño.
En 1986 los festejos llegaron de la mano del fútbol, cuando el seleccionado comandado por Diego Maradona ganó el Mundial de México y al llegar al país se dirigió a la Casa Rosada. Los recibió Alfonsín, que tomó el trofeo en sus manos y quedó inmortalizado en las fotos de la época. Después, ya solos, los jugadores saludaron desde el mítico balcón de la Casa de Gobierno a la muchedumbre que se había reunido en la Plaza de Mayo y sus adyacencias.
Más cerca en el tiempo, el festejo del Bicentenario congregó otra vez a una concentración pocas veces vista, una multitud que ocupó todo el centro porteño con eje en la avenida 9 de julio. Según recopiló un estudio de la UBA sobre aquellos festejos, en la jornada de cierre se movilizaron 4.000.000 de personas y más de 6.000.000 durante los cinco días que duraron las actividades, organizadas bajo la gestión de Cristina Kirchner.
Críticas de Tapia al operativo de seguridad
La caravana del equipo nacional de fútbol no llegó finalmente a destino por el desborde de gente que colmó la autopista Dellepiane y complicó el operativo de seguridad organizado por la Nación y el Gobierno porteño, en distintos tramos.
Si bien nadie se hizo cargo de la responsabilidad, el presidente de la Afa, Chiqui Tapia, cuestionó el operativo aunque destacó la labor de la Policía Bonaerense y la ausencia de su par porteña.
“Los mismos organismos de Seguridad que nos escoltaban, no nos permiten avanzar. Mil disculpas en nombre de todos los jugadores Campeones”, informó el titular de la Afa al anunciar la suspensión del trayecto original, que preveía culminar en el Obelisco.
“Agradecemos a la Provincia de Buenos Aires, encabezada por su ministro de seguridad Sergio Berni, que fue el único que acompañó durante toda la recorrida hasta la entrada a la Capital (Federal) sin registrar ningún incidente, permitiendo a los jugadores abrazarse al pueblo argentino”, agregó Tapia.
El mensaje del papa Francisco
Tras la consagración de la Selección argentina en el Mundial de Qatar, el papa Francisco emitió ayer un mensaje donde pidió a los jugadores que “lo vivan con humildad” y argumentó que el deporte “ennoblece aunque se haga con una pelota de trapo”.
“Todos envían los mejores deseos a los ganadores. Que lo vivan con humildad. A los que no ganan, que lo vivan con alegría porque el mayor valor no es ganar o no ganar, es jugar limpio, jugar bien”, expresó el sumo pontífice en una entrevista en la televisión italiana.
En la misma línea, agregó: “El deporte ennoblece aunque se haga con una pelota de trapo. Tenemos que hacer crecer el espíritu deportivo y espero que este mundial nos ayude a recuperar ese espíritu, que nos hace nobles”.
“Los niños juegan. Ahí vamos a una cosa muy bonita que es el valor del juego, del deporte, incluso del propio juego. Jugar y hacer deporte. Es una bendición poder hacerlo bien porque el deporte es algo noble”, completó Francisco.