El gobierno de Alberto Fernández recibió ayer una pésima noticia de parte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que informó que el índice de pobreza llegó al 39,2% de la Población Económicamente Activa (PEA) al cierre del segundo semestre del pasado año, cifra que significa un incremento de casi tres puntos respecto del 36,5% que se había detectado en el primer semestre de 2022.
Por su parte, el índice de indigencia –que mide la porción de pobres cuyos ingresos no alcanzan para comprar la cantidad mínima de alimentos para poder subsistir- se ubicó en el 8,1% de la PEA entre julio y septiembre del año pasado, frente al 8,8% de igual período de 2021 –y contra el 8,2% del primer semestre del año pasado-.
Con una población estimada en 46.200.000 de habitantes, estas cifras implican que 18.100.000 de personas están por debajo de la línea de la pobreza y, dentro de ellas, 3.700.000 son indigentes. También, que el 54,2% de los menores de 14 años se encontraban en situación de pobreza al cierre del año pasado, lo que equivale a 5.900.000 de niños que viven en hogares que no ganan lo suficiente para cubrir una Canasta Básica Total (CBT) –y 1.306.000 de niños que se encuentran en situación de indigencia-.
Las cifras resultan elocuentes en un contexto donde la tasa de desempleo se ubica entre las más bajas de la historia: según datos del propio Indec, la desocupación bajó al 6,3% de la PEA al término del 2022, siete décimas menos que el 7% registrado en similar período de 2021. El propio ministro de Economía, Sergio Massa, se ufanó recientemente de que “el desempleo es el segundo más bajo en los últimos 20 años y la tasa de empleo es la más elevada desde por lo menos 2003”.
El salto en los índices de pobreza e indigencia se explica entonces por la escalada de la inflación, que cerró el año pasado con un alza del 94,8%, y la caída simultánea de los salarios, según explican los analistas. El Indec precisó que la pobreza afecta más al grupo etario comprendido entre los 30 y 64 años, con un nivel del 37,8%, y entre los recién nacidos y adolescentes de hasta 14 años, con el 31,7%. Algo similar ocurre con los indigentes, donde los mayores de entre 30 y 64 años explican el 36,7% de los comprendidos dentro del índice de pobreza.
Por regiones, las provincias del Noroeste y del Noreste encabezaron la tabla del Índice de pobreza con porcentajes del 43,6% y 43,1%, respectivamente. En orden decreciente se ubicaron luego las provincias de la región Cuyo, con el 39,6%; el Área Metropolitana Buenos Aires -Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense-, con el 39,5%; la zona Pampeana, con el 36,3%; y la Patagonia, con el 34,7%
JxC criticó “la herencia más catastrófica”
“Esta es la herencia más catastrófica del Frente de Todos. Con la inflación fuera de control cada día que pasa hay más argentinos que padecen hambre. El ritmo del drama social es vertiginoso”, aseguró ayer el presidente del bloque de la UCR en la Cámara de Diputados, Mario Negri (Juntos por el Cambio), al comentar las nuevas cifras de la pobreza difundidas por el Indec.
La ex gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, se sumó a las críticas en un mensaje donde preguntó “¿Saben qué es lo peor? Que este dato nace viejo. La situación en 2023 es más grave todavía”, aseguró. “Alcanza con ver el aumento de la canasta básica: 16,1% la Canasta Básica Total y 19,8% la Canasta Básica Alimentaria. Y solo van tres meses del año”, argumentó Vidal, quien consideró que “es evidente que vamos a terminar el año con más millones de argentinos pobres”.
El jefe de Gobierno porteño y precandidato presidencial, Horacio Rodríguez Larreta, también comentó las cifras pese a que alcanzan a su gestión: “39,2% de los argentinos son pobres. Esto es urgente y lo vamos a cambiar”, escribió en sus redes sociales.