La oposición dio un paso firme con la aprobación en la Cámara de Diputados del proyecto de boleta única de papel, pero el disenso del Frente de Todos, el espacio mayoritario en el Senado y fuerza gobernante en el país, proyecta un cono de sombra sobre la factibilidad de la propuesta en el corto plazo.
La iniciativa inspirada en el «modelo cordobés» de boleta única de papel logró la media sanción con 132 votos a favor, 104 rechazos y cuatro abstenciones, por lo que el debate se mudará próximamente a la Cámara alta.
Si bien el ensayo de unidad amplia opositora que estrenó Juntos por el Cambio junto al interbloque Federal, los liberales y legisladores sueltos de fuerzas provinciales fue exitoso y alcanzó para asestarle un duro revés efectivo al oficialismo, en el horizonte cercano solo asoman nubarrones.
Aún en el improbable escenario de un triunfo en el Senado, lo cual solo podría producirse si un puñado de legisladores oficialistas se da vuelta y apoya el proyecto opositor, el presidente Alberto Fernández podrá ejercer el derecho constitucional al veto.
La sesión estuvo a punto de caerse por falta de quórum pero finalmente la oposición salvó las papas del fuego cuando el legislador número 129 se sentó en su banca 15 minutos después de la hora pactada para el inicio de la reunión, que estuvo presidida por Omar de Marchi en ausencia de Sergio Massa (quien participa de un viaje oficial en Estados Unidos).
El quórum de 129 legisladores fue conformado con la contribución de 115 diputados de Juntos por el Cambio (sólo se ausentó Mario Negri por Covid positivo, con previo aviso), los ocho del Interbloque Federal, los dos de Juntos Somos Río Negro, los dos de Avanza Libertad, Javier Milei de La Libertad Avanza y Felipe Álvarez del interbloque Ser.
Los otros dos tres positivos para llegar a los 132 fueron aportados por Rolando Figueroa del Movimiento Popular Neuquino, Victoria Villarruel de La Libertad Avanza y Claudio Vidal de Ser.
Las cuatro abstenciones correspondieron al Frente de Izquierda.
El debate
El primer orador fue el salteño Miguel Nanni (UCR), quien en su carácter de miembro informante del dictamen de mayoría opositor dijo que «la Boleta Única va a garantizar siempre que la persona que queremos votar esté siempre en el cuarto oscuro».
Por otra parte, resaltó el ahorro económico que implicaría el reemplazo del sistema de votación.
«En un país donde hoy no sobran los recursos, el actual sistema obliga a que el Estado imprima un padrón por cada lista que se presente en las PASO y por cada lista que se presente en elecciones generales dos patrones y medio. No es una cuestión menor», apuntó.
«El Estado en las elecciones pasadas pagó mil millones de boletas de las cuales solamente la ciudadanía utilizó 47 millones. Es decir que el 95% de las boletas se desperdiciaron, terminaron en la basura», lamentó el opositor.
Y subrayó que «la inversión en el sistema partidario hoy es altísima», lo cual a su criterio explica «por qué la mayoría del mundo ya abandonó este sistema».
«El sistema que nosotros estamos proponiendo comprende una boleta por elector y para prever contingencias solo se imprimen en un 5% de excedente. La diferencia es brutal entre uno y otro», destacó el radical.
Al tomar la palabra, el diputado de Identidad Bonaerense, Florencio Randazzo, ponderó la «gran oportunidad» que tiene el Congreso para «cambiar el sistema de votación», y al respecto dijo que está «convencido «los cambios en los sistemas electorales deben ser permanentes porque deben acompañar los cambios culturales y tecnológicos».
«Argentina hace un siglo que vota con el mismo sistema», apuntó el ex ministro de Interior y Transporte durante los gobiernos de Cristina Kirchner.
En cambio, el diputado del Frente de Todos Hernán Pérez Araujo (presidente de la comisión de Asuntos Constitucionales) defendió la continuidad de la boleta partidaria tradicional sostuvo que «no hay evidencia empírica» de que el sistema electoral vigente facilite el robo de boletas o el fraude electoral en sus distintas variantes.
El pampeano desestimó los argumentos que esgrime la oposición sobre el supuesto impacto positivo en términos ambientales que traería aparejado la reforma.
«Acá hay muchos ambientalistas de cotillón que hablan de ambiente cuando les conviene. Respeto la militancia de organizaciones ambientalistas pero no creo que sea una preocupación de la clase dirigente», sostuvo, aludiendo a una supuesta hipocresía de sectores de la oposición.
El miembro informante del dictamen de rechazo del oficialismo dijo que no se trata de un sistema amigable con el medio ambiente, y al respecto indicó que las BUP utilizarán un gramaje que las hará «casi de cartón».
Por último, Pérez Araujo lamentó que la oposición se conforme con una «victoria pírrica con 130 o 131 votos» en el marco del debate acerca de una reforma electoral de gran envergadura que merecería acuerdos transversales entre las fuerzas políticas mayoritarias.
El diputado de Evolución radical Alejandro Cacace respaldó la BUP y señaló que «no hay un solo partido político de esta cámara que no haya denunciado el robo de sus boletas».
«Esto aporta transparencia, permite que todos los partidos tengan la oferta electoral presente y cumple con el derecho de todos los ciudadanos a decidir», concluyó el puntano.
A su turno, la diputada de la Coalición Cívica Marcela Campagnoli remarcó que el sistema de BUP «termina con las prácticas del voto en cadena y el robo de boletas, genera un importante ahorro para el Estado en la impresión de las boletas y se termina con el negocio de unos pocos que crean partidos inexistentes para lucrar con su impresión».
«Es más transparente, más ágil y empodera al elector en el armado de su voto», agregó la opositora, que consideró la reforma electoral como una «bocanada de aire fresco».
«Claramente esto no va a solucionar desempleo, inflación, las jubilaciones mínimas, pero va a ser una bocanada institucional de aire fresco para una ciudadanía que está esperando de la política un gesto de consenso que encima permite que ahorremos dinero que nos confían los contribuyentes para que administremos», indicó.
El diputado de Córdoba Federal Carlos Gutiérrez destacó que en su provincia la BUP se utiliza con éxito desde hace 11 años.
«Vayan y pregúntenle a los cordobeses si quieren volver al sistema de boleta anterior», expresó el integrante del Interbloque Federal.
El instrumento de votación propuesto en el proyecto de ley se inspira justamente en el «modelo cordobés»: se trata de una boleta que condensa toda la oferta electoral en una única planilla de papel, la cual se divide en filas horizontales para cada una de las agrupaciones políticas que compiten.
Por cada tramo y por cada alianza electoral habrá un casillero vacío. El elector deberá seleccionar solamente una opción por cada categoría: si marca dos o más casilleros el voto se considerará nulo. En tanto, si no marca ningún casillero se considerará voto en blanco en esa categoría específica. No habrá un casillero específico para el voto en blanco.
Luego de Gutiérrez, tomó la posta el diputado de Juntos Somos Río Negro Luis Di Giácomo, quien reconoció que no se trata de «un tema de coyuntura, sino de un debate de trascendencia que mercería ser votado con una mayoría significativa».
Sin embargo, subrayó las «virtudes» que tiene la BUP respecto de la boleta tradicional partidaria, como por ejemplo el ahorro en términos económicos y ambientales que supondría la implementación del sistema de votación propuesto en el proyecto de ley.
Uno de los votos que estuvo en duda hasta último momento fue el de la diputada del Partido Obrero Romina del Plá (Frente de Izquierda), ya que ella había adherido al pedido de emplazamiento de las comisiones para que se tratara el tema.
Sin embargo, la legisladora trotskista decidió abstenerse al sostener que «la Boleta Única de Papel no cambia la naturaleza política del régimen electoral vigente de dominación».
El economista de Avanza Libertad José Luis Espert defendió la iniciativa opositora al señalar que «el Estado debe asegurarle al votante poder emitir su voto según su preferencia y con la menor dificultad posible».
El puntano de Juntos por el Cambio Claudio Poggi dijo por su parte que «la boleta única de papel es una de las herramientas que permite dar batalla al clientelismo político».