El estudio de las lesiones deportivas (LD) fue creciendo en el mundo conforme aumentó la tasa de personas que entrenan periódicamente. Se sabe que estos fenómenos son multifactoriales, en los que interactúan aspectos internos (como el sexo y la edad) y externos (como el nivel de rendimiento o el tipo de deporte, entre otros).
En psicología, existen distintas líneas de investigación sobre el tema. Una de ellas, indaga el peso que adquieren ciertos factores psicológicos en la vulnerabilidad a sufrir este tipo de lesiones. Este análisis surgió del estudio de 600 mujeres y varones que practican deportes como artes marciales, fútbol, hándbol, hockey o básquet.
Precisamente, con un trabajo que profundiza esta perspectiva, Estefanía Caicedo Cavagnis se doctoró en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba. Con mis directores decidimos estudiar este tema porque pese a que en muchas ocasiones las lesiones deportivas parecieran ocurrir por mala suerte o situaciones totalmente fortuitas, numerosos estudios indican que factores como los riesgos que toma, cuán concentrado está, y qué tipo de emociones y niveles de ansiedad posee, también pueden volver al deportista más propenso a lesionarse”, explica.
En este sentido, el objetivo de su tesis doctoral fue analizar el rol que cinco variables psicológicas –los estados de ánimo, la autoeficacia motriz, la tendencia al riesgo, la percepción de riesgo de lesión y la ansiedad estado competitiva –, jugaban en la frecuencia con que se lastimaban atletas de ambos sexos de Córdoba.
Primero, realizaron un estudio instrumental para adaptar al medio local herramientas específicas de evaluación. Luego, sobre una base de 1303 deportistas relevaron la frecuencia con que cada uno de ellos sufría lesiones. Completaron una encuesta individual que, además indagaba su severidad, el diagnóstico, el momento de ocurrencia y la recurrencia. Tomaron como criterios de análisis el sexo, la edad, la disciplina, el número días de entrenamiento y competencias por año, la experiencia y el nivel de rendimiento.
De ese relevamiento surgió que un 51,7% (674 deportistas) tuvo alguna lesión deportiva durante la última temporada. En promedio podríamos afirmar que hubo una lesión y media por persona”, afirma la investigadora. La incidencia global fue de 5,40 lesiones por cada 1.000 horas de práctica.
Luego, tomaron 536 casos para realizar un estudio a través del cual se analizaron las relaciones entre variables psicológicas, socio-demográficas y deportivas, y el auto-registro de lesiones.
A través de análisis multivariados, el trabajo detectó que, en su conjunto, las variables estudiadas explican un 13,1% de la probabilidad de ocurrencia de las lesiones deportivas. Ese porcentaje asciende hasta un máximo de 20,9% en los varones. Además, al analizar la frecuencia de las lesiones deportivas se halló que los factores psicológicos explicaron un 10,4% de estas. Estos resultados varían en las sub-muestras (por sexo y por nivel de rendimiento deportivo), y crecen a un 16% en deportistas de alto rendimiento deportivo”, describe Caicedo Cavagnis.
A partir del análisis anterior, se pudo desglosar una sub muestra de deportistas de alto rendimiento (unas 277 personas), y a partir de allí se determinó el rol de los factores psicológicos con la técnica de ecuaciones estructurales, que permite estimar relaciones de dependencia entre las variables a partir de modelos teóricos propuestos para tal fin. Mediante esa técnica, se determinó que los factores psicológicos explicarían un 28% de la frecuencia de las lesiones deportivas en deportistas de alto rendimiento”.
Un análisis global confirmaría que la relación entre variables psicosociales y lesiones deportivas respondería a una interacción de factores internos y externos entre los que se encuentran los psicológicos como la ansiedad estado competitivo.
Estos resultados aportan evidencias que posibilitan conocer cuáles son los ejes de trabajo y dónde es necesario poner los recursos para la prevención”, reflexiona la autora del trabajo.
En esa línea, y a partir que los resultados obtenidos, se pregunta si no sería necesario repensar los paradigmas desde los que construimos conocimiento y entendemos la práctica deportiva como una estrategia de prevención. Esto es, imaginar narrativas más placenteras y amables a las experiencias del deporte, distintas a la del principio del dolor (The Pain Principle).
Seguramente impactaría en la salud y bienestar de los y las deportistas. Por otra parte, este trabajo aporta instrumentos para evaluar variables psicológicas específicas del deporte e incluye a mujeres en todas las muestras, algo que no era muy habitual hasta el momento en estudios de psicología del deporte”, concluyó Caicedo Cavagnis.
Los factores psicológicos analizados
Los deportistas también debieron resolver una planilla que contenía afirmaciones del tipo: Estoy preocupado acerca de si puedo resolver de manera exitosa la competencia”. En este caso, sus respuestas podían ir desde Totalmente en desacuerdo”, hasta Totalmente de acuerdo”.
Autoeficacia motriz: Es un concepto que proviene de la teoría social cognitiva. Se relaciona con la creencia que una persona tiene acerca de sus capacidades, sobre si podrá o no resolver determinadas situaciones. Esa autoeficacia no es general: puedo tener una autoeficacia alta para las matemáticas y bajísima para el deporte, por ejemplo. Entonces debe ser medida de manera específica”, explica Caicedo.
Percepción de riesgo de lesión: La creencia del deportista sobre la probabilidad de lesionarse. Es subjetivo, qué tan posible es que seas consciente que determinada situación puede ponerte en riesgo de lesionarte”, apunta la investigadora.
Tendencia al riesgo: Son las conductas riesgosas que un deportista efectivamente realiza, donde impacta si la persona cree que tal situación es riesgosa o no.
Estados de ánimo: El trabajo parte de la concepción que existen estados de ánimo positivos y negativos. El relevamiento se realizó con un instrumento denominado PANAS (Adaptación de Escala de Afecto Positivo y Negativo), que debieron adaptar con investigadores locales. Los deportistas contestaban con cuánta intensidad sentían, previo a la competencia, alegría, depresión, etcétera. De esa manera se puede conocer cómo está conformado ese perfil anímico.
Distintos estudios apuntan que estados de ánimo negativos propenden más a la ocurrencia de una lesión. O que deportistas muy cansados mentalmente o con estados de ánimo depresivos o ansiógenos tenían más propensión a lesionarse.
Ansiedad estado competitiva: Es una variable afectiva relacionada con los estados de tensión o ansiógenos y que es competitiva” porque se mide en el contexto de la competencia, es situacional.
Puedo evaluar la ansiedad como rasgo de personalidad, ver cuán ansioso es una persona, independientemente de la situación. O puedo evaluar la ansiedad en un estado concreto, como antes de competir. Entonces si la evalúo antes de competir es ansiedad estado competitiva porque está asociada a eso”, explica la autora del trabajo.
Fuente: Informe de la Universidad Nacional de Córdoba.