Aunque hacer varias tareas a la vez parece sinónimo de productividad, la neurociencia demuestra lo contrario. Según el Dr. Matías Alet, neurólogo especializado en neurología vascular de la Fundación Iberoamericana de Salud Pública (FISP), el cerebro no está diseñado para el multitasking.
En realidad, no realizamos múltiples tareas simultáneamente, sino que cambiamos de una a otra a gran velocidad, un proceso conocido como switching, que tiene un alto costo cognitivo. Ese esfuerzo extra se llama “coste de cambio de tarea” y es uno de los grandes enemigos de la concentración.
El multitasking digital constante se asocia también con más ansiedad y síntomas depresivos. El Dr. Matías Alet, lo observa a diario en sus consultas: jóvenes que acuden preocupados por problemas de atención, fatiga mental y olvidos. Sin embargo, en muchos casos, no hay una patología subyacente, sino un estilo de vida marcado por el exceso de estímulos y la falta de pausas.
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Evidencia científica en contra del multitasking
Investigaciones recientes refuerzan estas conclusiones. El Dr. Alet destaca: “Un estudio publicado este año en Psychoneuroendocrinology mostró que el multitasking digital genera respuestas de estrés más marcadas en adultos mayores, a través de la activación del sistema nervioso autónomo, lo que afecta el desempeño cognitivo”.
A su vez, menciona que “Otro trabajo en Nature Communications reveló, usando resonancias ultrarrápidas, que, aunque nuestro cerebro puede procesar información sensorial en paralelo, hay un ‘cuello de botella’; en la toma de decisiones. Es decir, no podemos realizar dos tareas complejas al mismo tiempo sin que una salga perjudicada. El resultado es evidente: hacemos las cosas más lento, con más errores, y terminamos el día agotados. Y encima con la sensación de no haber hecho nada bien del todo”.
Cómo mejorar la concentración y evitar la sobrecarga
Según el Dr. Alet, hacer una verdadera pausa, y no solo cambiar una pantalla por otra, es una forma concreta de cuidarnos. Caminar, respirar profundo, quedarse en silencio unos minutos o simplemente escuchar lo que nos rodea son acciones simples pero poderosas, que le dan al cerebro el descanso necesario para volver a funcionar con claridad.
También necesitamos reconectar con el disfrute: cocinar sin apuros, leer un libro sin interrupciones, charlar sin mirar el celular, mirar un atardecer sin pensar en la próxima reunión o hacer una actividad física solo por placer. “Son pequeñas anclas que nos traen de vuelta al presente, estimulan el bienestar mental y emocional, y —sobre todo— nos hacen bien”, afirma el especialista.
Para optimizar la atención y la salud cognitiva, el especialista recomienda estrategias como:
- Agrupar tareas similares en bloques de tiempo para reducir los cambios de contexto.
- Priorizar dos o tres actividades diarias en lugar de responder a la urgencia constante.
- Silenciar notificaciones en momentos de concentración profunda.
- Practicar técnicas de atención plena, como la meditación o la respiración consciente.
- Implementar el «timeboxing», asignando tiempos específicos a cada tarea.
- Establecer límites y aprender a decir no, evitando la sobrecarga innecesaria.
- Reducir el uso de pantallas en tiempos de descanso para mejorar el enfoque.
El multitasking puede parecer inevitable, pero no es inofensivo. Y aunque no podamos eliminarlo del todo, sí podemos cuidarnos mejor mientras vivimos en este mundo acelerado. Porque la atención es un recurso limitado. Y nuestra salud mental, también.
Sentirse saludable no siempre significa vivir saludablemente
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