A pesar de que hubo períodos del año con baja circulación de coronavirus, diciembre llega con un crecimiento de casos impulsados por el surgimiento de nuevas variantes, lo cual, según especialistas, «nos recuerda que la pandemia no terminó». A ello se suma que, como consecuencia de las campañas de vacunación que hicieron descender drásticamente la mortalidad y las hospitalizaciones, el Covid-19 se incorporó este año al abanico de las enfermedades respiratorias, aportando enseñanzas clave como la necesidad de ventilar ambientes y de quedarse en casa frente a síntomas como resfriado, dolor de garganta o fiebre.
Como una forma de incentivar la vacunación y en el contexto de una suba de casos por la entonces nueva variante Ómicron, el año comenzó con la puesta en vigencia del pase sanitario que implicaba que las personas de 13 años o más debían acreditar esquema de vacunación completo (dos dosis en ese momento) para realizar actividades como ir a bailar a discotecas, ingresar a salones de fiestas, realizar viajes grupales y asistir a eventos masivos en espacios abiertos, cerrados o al aire libre.
La medida, que en algunas jurisdicciones había comenzado a implementarse desde diciembre de 2021, se extendió durante enero a los micros de larga distancia y representó un impulso en la campaña de vacunación que durante este año, pese a la disponibilidad de dosis, contó con menos participación de la población debido a una disminución de la percepción del riesgo.
Respecto a las cifras de casos, el físico e investigador de Conicet Jorge Aliaga señaló que «en enero se dejó de testear a contactos estrechos de personas confirmadas con lo cual a partir de ahí ya se notificó mucho menos cuando atravesamos el medio de la ola de Ómicron y en marzo se dejó de testear a los menores de 50 años sin condiciones de riesgo, que son los que más se contagian».
«Entonces -continuó- si uno analiza las curvas, los últimos tres picos son incomparables con la primera con la de enero porque se cambió el criterio de testeo; lo único que nos permite saber es cuándo ocurrieron pero no se puede dimensionar la magnitud».
En relación a cuándo sucedieron los picos este año, Aliaga refirió que «hay correlación con la llegada de la variante Ómicron (enero), y con las subvariantes de ésta: BA.2 (mediados fines de mayo), BA.4 y BA.5 mediados de julio, y ahora la BQ.1 (fines de noviembre y diciembre).
«Pese a que se ve esa correlación, hay que destacar que este año la aparición de esas nuevas variantes y subvariantes se dieron en contextos donde no había medidas sanitarias de cuidado, como uso de barbijo, ventilación, etc.; y por otro lado, hasta hace quince días había bajado muchísimo la vacunación», sostuvo.
El cambio en la política de testeo y de aislamiento que menciona Aliaga fue una de las características de 2022: el 11 de enero se emitió la primera recomendación que flexibilizaba el aislamiento de personas vacunadas con esquema completo y al igual que de los contactos estrechos y se fueron introduciendo cambios hasta llegar al esquema actual.
A diciembre de este año, el aislamiento en caso de confirmados es de cinco días y cinco días más de cuidados; en contactos estrechos sin síntomas no se hace aislamiento, en caso de presentar síntomas se toma como confirmado y se realiza el esquema antes mencionado.
Respecto al testeo, que actualmente se recomienda sólo para personas sintomáticas mayores de 50 años o menores con comorbilidades, los cambios en estas directivas fueron de la mano de un cambio de paradigma.
«Esto tiene que ver con que el virus pasó de tener un alto impacto en el sistema de salud en términos de hospitalizaciones y fallecidos a ser un virus manejable gracias a la excelente campaña masiva de vacunación porque aunque se generen todavía internaciones y casos severos, esto es en mucho menor medida que lo que provocaba hace dos años cuando era nuevo para la humanidad», indicó la infectóloga Leda Guzzi.
En ese contexto, el Covid-19 se suma al abanico de virus respiratorios y deja una enseñanza: «frente a síntomas respiratorios hay que autoaislarse; si salimos a la calle sintiéndonos mal, estornudando, tosiendo ponemos en riesgo a las demás personas de ser contagiadas; antes incluso estaba bien visto ir al trabajo resfriado, ahora entendimos que no es así; por eso frente a esos síntomas hay que quedarse en casa, sea o no por coronavirus», dijo Leda.
Respecto a las vacunas, además de habilitarse las dosis de refuerzo (segundo y tercer) para personas adultas, en 2022 se amplió la vacunación de la población pediátrica alcanzando a niñas y niños desde los seis meses de edad.
Guzzi recordó otros aprendizajes que dejó el Covid: «En términos biológicos, nos demostró la importancia de la transmisión de las enfermedades respiratorias por aire, algo que incluso fue resistido por organismos internacionales como la OMS». Y continuó: «Confirmar la capacidad de los virus de aerosolizar cambia radicalmente el foco de donde debe estar la prevención y, en ese contexto, la importancia de la ventilación de los ambientes se convierte en clave».
«También nos enseñó que el barbijo es sumamente importante para disminuir el contagio de los virus de transmisión aérea, sobre todo en los espacios anteriores», dijo.
Pero Guzzi, también identificó que «la pandemia deja enseñanzas a nivel social porque nos deja en claro que superar estas crisis sanitarias requiere la participación de todas y todos, una mirada empática donde todos tiremos para el mismo lado y deja en claro que lo que yo haga tiene consecuencias para los demás y cada una como ciudadana o ciudadano tiene un rol en la mitigación de los riesgos».
Para ambos especialistas, la actual suba de casos recuerda que la pandemia no terminó. «Tenemos que hacernos a la idea de que esto va a prolongarse, van a surgir nuevas variantes debido a la alta circulación y cómo va cambiando el virus», remarcó Aliaga.
«Frente a este panorama, el enfoque que muchas y muchos tenemos es el de vacuna plus, esto significa que no hay que quedarse sólo con la aplicación de vacunas sino que hay que sumar otros factores como la ventilación de lugares cerrados, uso de barbijos en espacios interiores en momentos de mucha circulación, etc.», concluyó.