Un relevamiento realizado durante el primer semestre del presente año sobre un total de 1.278 niños y adolescentes de 0 a 19 años, que habitan en diversos barrios y localidades de alta vulnerabilidad socio-sanitaria de nuestra provincia, reflejó con particular crudeza el fuerte impacto que la crisis económica nacional viene teniendo en la cobertura de las necesidades nutricionales más básicas de la población.
El Indicador Barrial de Situación Nutricional llevado a cabo por la organización Barrios de Pie de Córdoba, en conjunto con el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI), constató que la mitad de los niños y adolescentes de 2 a 19 años, “se encuentran en alta vulnerabilidad nutricional” como consecuencia de que sobre un total de 1.150 menores, 578, es decir el 50,26% está en “alguna de las variantes de malnutrición, sin discriminar grupo etario, destacando la preeminencia de los indicadores por exceso, sobrepeso y obesidad, que superan significativamente al indicador por déficit alimentario”. En tanto, la baja talla se ubica en un 6,66%. Se trata de 77 niños que presentan acortamiento para su edad. Al analizar los grupos etarios, cinco de cada 10 de estos chicos no estarían recibiendo una alimentación acorde a sus requerimientos nutricionales.
Por tal motivo, los promotores de salud que concretaron el sondeo confirmaron la tendencia de “un incremento de la malnutrición en la segunda infancia”, correspondiente a los niños de 6 a 10 años, todos ellos escolarizados, donde la malnutrición alcanza al 55,97%. Con porcentajes más bajos pero significativos se registró además un 47,62% de malnutrición en la primera infancia (niños de 2 a 6 años), y un 46,80% en los adolescentes (de 10 a 19 años). En todos los casos, es alta la preeminencia del sobrepeso y la obesidad, por sobre los indicadores de déficit por bajo peso. El relevamiento fue dado a conocer en la víspera durante una conferencia de prensa a cargo de Isaac Rudnik, director del ISEPCI, y de Marisa Caridi, coordinadora provincial de Barrios de Pie. Frente a este preocupante cuadro de situación, se hace hincapié en un proceso de profundización de la vulnerabilidad nutricional en la que se encuentra la población, que asiste a copas de leche, merenderos y comedores del movimiento Barrios de Pie.
“El presente de estos niños está comprometido por una alimentación inadecuada para su edad, lo cual de no modificarse, abre las puertas a enfermedades tanto en lo inmediato como en la edad adulta. Limitando su crecimiento y desarrollo integral tanto físico como psicosocial, deteriorando su calidad de vida”, alertaron. Sobre el particular, se fue más allá al explicar que “todos estos niños y adolescentes integran grupos familiares afectados por múltiples vulnerabilidades, destacándose como uno de los principales condicionantes, los límites que imponen los reducidos ingresos de que disponen para alimentarse, donde no hay elección ni posibilidad de acceder a una alimentación adecuada en cantidad ni calidad, con los requerimientos nutricionales para el período de crecimiento”.
Baja la ingesta de proteínas, hierro y calcio
Al intentar dar cuenta acerca de los motivos que dispararon estos índices de vulnerabilidad nutricional durante los primeros seis meses de 2019, el estudio del ISEPCI los emparentó con los indicadores de pobreza e indigencia que, en nuestra provincia, no paran de crecer. Al mismo tiempo, se alerta que “se abre una clara brecha entre la suba de los alimentos, los fuertes incrementos de tarifas y combustibles en relación con los aumentos otorgados a las jubilaciones, los salarios mínimos y a la AUH, lo que provoca un fuerte deterioro en los ingresos de los sectores más humildes”.
“Las consecuencias de la escalada en los aumentos de los precios de los productos frescos como carnes, lácteos, frutas y verduras agravan cada vez más, la tendencia que ya veníamos observando del reemplazo de alimentos nutritivos por alimentos rendidores en las mesas de los hogares más humildes. Así, mientras baja la ingesta de proteínas, hierro, calcio y vitaminas, sube la de hidratos de carbono y grasas”, puntualiza el análisis.