PEKÍN. – Pese al respaldo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), comienzan a crecer los cuestionamientos al gobierno de Xi Jinping por el manejo de la crisis sanitaria desatada por el brote del coronavirus en la ciudad de Wuhan. La organización defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI) denunció ayer una campaña de censura llevada a cabo por las autoridades chinas en relación a la epidemia que ya dejó al menos 563 muertos en el gigante asiático.
Las autoridades chinas se arriesgan a estar ocultando información que podría servirle a la comunidad médica a combatir el coronavirus y ayudar a que la gente se proteja”, aseguró el director regional de AI para Asia, Nicholas Bequelin, quien difundió casos concretos de censura.
Médicos de Wuhan compartieron con sus compañeros temores sobre pacientes con síntomas similares a los del Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (Sars), pero las autoridades locales los silenciaron y los castigaron por ‘difundir rumores’”, graficó la entidad. Precisamente ayer se conoció la muerte del médico Li Wenliang, que había sido el primero en alertar sobre la difusión del coronavirus pero no fue escuchado. Con 34 años, Li se había convertido en una celebridad nacional porque en diciembre advirtió sobre siete casos de un virus que le recordaba al Sars en el hospital de Wuhan donde trabajaba, desafiando la censura impuesta por las autoridades.
Ayer se confirmó su muerte a causa del coronavirus que se contagió, lo que elevó la indignación contra el gobierno local porque había intentado ocultar el deceso, asegurado que seguía vivo conectado a un respirador artificial. En los últimos días, la censura oficial creció además en las redes sociales y la prensa china, al punto que varios artículos que se desviaban del relato oficial fueron eliminados. Los profesionales médicos de China trataron de dar la alarma sobre el virus. Si el Gobierno no hubiera intentado minimizar el peligro, el mundo podría haber respondido a la propagación del virus a tiempo”, sentenció ayer Bequelin.