Para esa entidad, antes de la crisis que se desató el año pasado, la ciudad de Córdoba tenía 10.800 plazas formales registradas en hoteles. Y a 18 meses del comienzo de la pandemia, ese número sería de 7.200.
Para los empresarios, a esa preocupación en la caída en la actividad y el cierre de establecimientos emblemáticos se suma otro punto de tensión: las plazas informales, los departamentos y casas equipadas que se ofrecen para alojamiento sin estar registrados como hotelería, casi no han tenido disminución.
Son plazas que no pagan ningún tipo de impuesto ni tienen los mismos costos operativos que tiene un hotel registrado. Evaden absolutamente todo tipo de impuestos y estuvieron trabajando durante la pandemia. (…) Ellos pudieron trabajar cuando los hoteles estaban cerrados.
La ventaja que tienen esos alojamientos es que si tienen demanda abren y si no lo mantienen cerrado, no pagan impuestos ni personal, ni tienen costo operativo por abrir o cerrar, a diferencia de un hotel donde el costo operativo y el costo impositivo es muy alto”, señaló Fernando Faraco, director ejecutivo de la Asociación Hotelera.