Por Gustavo Aro
Diferente, múltiple, distinto. El concepto de deporte diverso hace referencia a la inclusión de todas las identidades de género y expresiones dentro del ámbito deportivo, permitiendo que cualquier persona, independientemente de su identidad de género o su orientación sexual, religiosa o política, pueda participar en igualdad de condiciones y sin temor a ser discriminada.
De esto y mucho más se nutren las bases y los objetivos de Xanaes Córdoba Club, uno de los nueve espacios diversos que existen en Córdoba y de los más de 150 que hay a lo largo y ancho del país.
Sin pudores ni exclusiones. Sin censura. Así funciona Xanaes, donde lesbianas, gays, bisexuales, personas trans y no binarias se funden con el objetivo de hacer deporte en un lugar cuidado, seguro y diverso.
La exclusión en el deporte, especialmente en relación con las personas del colectivo LGBTIQNB+, es una realidad que ha persistido a lo largo del tiempo y que se traslada a muchos deportistas del colectivo en forma de insultos y marginación. Pero, además se enfrentan a normas rígidas basadas en binarismos de género: mujeres y varones.
Las categorías tradicionales en los deportes no toman en cuenta a las personas transgénero, no binarias o intersexuales, lo que genera barreras para su participación.
Por el contrario, la inclusión busca eliminar esas barreras y garantizar que todas las personas, independientemente de su identidad de género u orientación sexual, puedan acceder a la práctica deportiva sin discriminación. Esto implica tener espacios seguros creando ambientes deportivos donde se respete la identidad de cada persona y se les brinde la libertad de expresarse sin miedo al rechazo.
La inclusión en el deporte tiene beneficios no solo para las personas LGBTIQNB+, sino también para la sociedad en general ya que un entorno deportivo inclusivo fomenta la tolerancia, el respeto y la aceptación de la diversidad, lo que contribuye a una sociedad más justa e igualitaria. Para las personas de este amplio colectivo, también significa poder disfrutar del deporte sin miedo, lo que tiene efectos positivos en su bienestar general.
Por suerte, en Córdoba la creación de estos espacios va creciendo, tanto que existe una Liga de Vóley Diverso que suma adhesiones a diario.
En primera persona
“Mi nombre es Leandro Rodríguez, soy licenciado en Educación Física y trabajo en dos escuelas. Soy integrante de Xanaes Córdoba Club, un espacio deportivo y diverso”, así se presenta Leandro, coordinador y jugador de Xanaes.
¿De qué hablamos cuando decimos espacio diverso?
-De un espacio en el que todos tengan lugar para participar y no cerrarnos únicamente a la comunidad LGBTIQNB+. Acá hay personas lesbianas, gays, bisexuales, trans, heteros, no binarias. Si bien al principio se formó con personas de la comunidad, el concepto nuestro no fue limitarnos sólo al colectivo, sino crear un lugar diverso. Tal es así que entre las 35 personas del espacio, el 30% es hetero.
Tan diverso que capaz a los heteros del espacio los pueden llegar a discriminar los propios heteros “del mundo normal” al marcarle que juegan al vóley en un equipo de personas gay.
-Totalmente. Pero ellos se animaron a desafiar esto. Ellos se animaron porque nosotros generamos un espacio moderado en cuestión de estereotipos. Porque también está el tema del estereotipo, de que el gay es siempre una loca. No, nada que ver. No queremos que el hetero se sienta incómodo, tratamos de ser naturales, no estamos cohibiendo a nadie. Todos se van adecuando al espacio porque es un espacio diverso, como es la misma calle, la sociedad, el trabajo. Es más, dentro del espacio hay personas que no no se si son gay o hetero. La gente viene y se suma a Xanae. No preguntamos su orientación sexual. Después, si él o ella sienten la confianza de manifestarse, de contar lo que sea, es su decisión. Nosotros no le preguntamos, pero si le aclaramos que Xanaes es un espacio diverso. Lo aclaramos para que la persona sepa dónde entra, pero de ahí en adelante, cada uno es libre.
Cómo es la relación con la gente del club donde entrenan, con los que hacen otros deportes en espacios heteronormados?
-Cero drama. No tenemos relación con la comisión directiva porque a la hora que entrenamos y jugamos está cerrada la administración, pero nos relacionamos con el concesionario que tiene a cargo las canchas. Entonces pagamos el alquiler y somos clientes de él. Cuando nos contactamos con él le expliqué lo mismo que le explico a todos, que es un espacio diverso.
La sociedad está formada, hecha y pensada por y para heteros. No cabe pensar que en el deporte haya personas gay. Está instalada la idea de que los deportistas varones son todos machos.
-En el vóley hay personas gay y tiene que ver con esto de que, por ejemplo, en las clases de educación física el puto no juega al fútbol, entonces, pasa al vóley. En Xanaes tenemos ese propósito de sanar esas experiencias que han tenido y sumarlas a que tengan nuevas oportunidades.
¿Cómo nace la Liga de Vóley Diverso?
-Deportivamente nace con la intención de resolver el tema del juego. Yo, como profe de educación física, tengo el tema del juego como eje. La competencia es el complemento de la clase. Si el chico no tiene una instancia de competición, todo queda ahí en la clase. Entonces, yo traslado eso al espacio: che, venimos a entrenar dos veces por semana, tres horas, bueno, cuándo lo ponemos en práctica. Porque esos ajustes motrices que se dan en una competencia con el rival, no se dan en los entrenamientos con mis compañeros, que ya sé a dónde va a sacar, cómo se va a mover. En la competencia todo eso es una incógnita, y eso genera la destreza que voy a aprovechar para mejorar. Con el afán de solucionar eso, nos juntamos con los chicos de Hienas, otro espacio diverso, y les planteé el armado de una Liga que reúna todos los espacios diversos. En la actualidad, en Córdoba hay nueve espacios diversos. Esa fue la premisa y así nació la Liga de Vóley Diverso. Nos relacionamos, tejemos redes con los otros equipos y generamos una comunidad más grande que la de cada equipo.
¿Se puede trasladar este espacio a otras disciplinas?
-Nosotros intentamos armar el fútbol, pero nos ha costado un poquito. La idea nuestra es tener vóley y fútbol. Los chicos de Rayos, otro espacio, tienen vóley y fútbol. Los de Hiena tienen vóley, básquet y fútbol. Los chicos de Hiena, que cumplen un año ahora, hacen un torneo el 7 y 8 de diciembre y abrieron la convocatoria al básquet, la natación, el atletismo.
¿Próximos objetivos?
-Ver la forma de transformar a Xanaes en una asociación civil para conseguir fondos que nos ayuden a sostener el espacio y poder tener otras alternativas. Por ahora, vamos a pasitos.
¡Ojo, juega “el Abu”!
Hugo tiene 67 años. En la espalda se lee “Abu Hugo” y volvió a jugar al vóley después de 35 años. “Siempre jugué de manera amateur”, dice Hugo, aún con la marca en el rostro del partido que termina de jugar en el Club Huracán de barrio La France, donde entrenan los chicos y las chicas de Xanaes.
¿Cómo llegas a Xanaes siendo hetero?
-Estos chicos (por Xanaes), entrenaban cerca de mi casa y ahí empecé. Después nos vinimos a Huracán y los seguí.
¿Sabías que estabas jugando en un equipo diverso?
-En un principio no le había prestado atención. Después sí, cuando vinimos acá me integré con el resto del equipo sin ningún problema, al contrario, trabajamos todos para hacer de esto un espacio para todo el mundo, sin discriminación. Básicamente lo mío era volver a jugar al voleibol, quería saber si todavía estaba en condiciones y por suerte estoy. Ahora trato de ponerme un poco a la altura de los chicos, porque son jóvenes, prácticamente un 40 por ciento más chicos que yo.
Eso en lo deportivo, pero está lo extra deportivo, que es este espacio diverso, compartir experiencias con gente que tiene otros espacios socio-sexo-afectivos.
-En ese sentido yo no tengo ningún inconveniente. Lo que comparto más son los entrenamientos, los partidos. Fuera de este ambiente no porque hay una diferencia de edad muy grande. Por la edad, hay cosas que yo considero que no encajo con ellas, entonces no quiero entorpecer.
En tu vida hetero, por ponerle una etiqueta a tus preferencias los sexuales, ¿cómo te llevas con esto de decir juego el vóleibol en un equipo diverso?
-No me afecta de ninguna manera. Acá todos tienen el entusiasmo de jugar, no quieren demostrar ni su sexualidad, ni su orientación, ni nada. Quieren jugar. Yo, particularmente, trato de enfocarme en la parte deportiva y lo demás lo dejo afuera. A mis amigos, con los que comparto y he compartido mucho tiempo jugando, les comenté que juego al vóley con chicos más jóvenes que yo y de distintas diversidades. La barrera de la edad es en lo que más trato de no interferir. Yo tengo unas ideas totalmente diferentes en base a las vivencias y los chicos están viviendo otros tiempos
No es común en este mundo heteronormado, patriarcal y machista, sumarse a un equipo diverso.
-En ningún momento lo enfoqué por ahí. Yo vine a jugar vóley con un grupo de chicos y chicas y me llevo bien con todos. Me siento querido y eso me da más fuerzas para seguir. Todo me sirve para poder seguir entrenando, jugando y saber hasta dónde voy a llegar, hasta dónde me va a dar el físico. Yo vengo acá y entreno y no hay discriminación ni por raza, ni por credo ni por sexo. Acá, todos somos iguales. Después cada uno tiene su vida privada.
Curar heridas
Bruno Bravo es coordinador y jugador de Xanaes. Hoy Día Córdoba le preguntó qué era Xanaes para él. “Empecé en Xanaes por mi expareja, que ahora es profesor de otro espacio. Primero fue un cable a tierra, un lugar al que iba, jugaba y me despejaba y terminé siendo parte de la coordinación junto a Leo y Cristian de Torres. Me gusta estar en el espacio, compartir con los chicos, hacer el tercer tiempo. Me siento cómodo y seguro acá porque yo he sufrido violencia en el deporte, discriminación. Tenía 10 años cuando empecé a jugar al rugby y recibía insultos y golpes. Eso me alejó del deporte hasta que hice un tratamiento interno donde dejé ciertas cosas de lado y prioricé disfrutar el momento y compartir. Ahora me siento muy bien con la gente que me rodea. Básicamente, Xanaes es eso, un cable a tierra para descomprimir la cabeza de lo laboral, lo personal y lo sentimental. Es despejarse para poder seguir el día a día”, dice Bruno, integrante de un espacio donde nunca le dijeron gordo trolo, como si le decían a los 10 años cuando jugaba al rugby.
Los testimonios de la nota nos interpelan sobre la importancia de la inclusión en el deporte, especialmente para personas de la comunidad LGBTIQNB+, y cómo espacios como Xanaes Córdoba Club están transformando el ámbito deportivo al crear ambientes libres de discriminación.
Xanaes no solo es un lugar donde se juega al vóley, es un refugio donde las personas pueden expresarse libremente, sin miedo a ser juzgadas o marginadas. Este tipo de espacios fomenta la tolerancia y el respeto, valores que deberían extenderse a toda la sociedad. Además, la existencia de estos espacios también beneficia a quienes han sufrido violencia o exclusión, ofreciéndoles la oportunidad de sanar sus heridas y volver a disfrutar del deporte sin temor al rechazo.
En resumen, la inclusión en el deporte, a través de la eliminación de la exclusión, la creación de espacios seguros y la visibilidad de las personas LGBTIQNB+, no solo es un acto de justicia, sino también un medio para transformar la cultura deportiva y, por ende, la sociedad en su conjunto.