El racismo estructural es uno de los principales tipos de discriminación sufrida por los argentinos con un 40%, seguido por las corporalidades diversas, la ideología y el género, según se detalla en el Mapa Nacional de la Discriminación elaborado por el Inadi, que se presentará oficialmente el próximo martes.
Karina Iummato, coordinadora de Observatorios e Investigaciones del Inadi, explicó que esto se debe al «racismo institucionalizado y estructural que tiene la Argentina» que es la discriminación por color de piel, nacionalidad, y «la discriminación que sufren afrodescendientes, indígenas y las personas en situación de pobreza».
Las corporalidades diversas son el segundo tipo de discriminación sufrida, con un 38%, mientras que la discriminación por temas ideológicos y el género le siguen con un 12%.
En cuanto a la dimensión de género, en esta nueva edición del estudio se incrementó al 12% de las experiencias sufridas a nivel general y 21% si solo se tienen en cuenta las respuestas de las mujeres, según indicó el informe.
En las provincias de Buenos Aires, Catamarca, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Misiones, San Luis, Santa Fe y Tierra del Fuego las «cuestiones estéticas» son el primer tipo de discriminación que las personas indicaron sufrir.
Mientras que en Chaco, Salta, Santiago del Estero y Tucumán la «situación de pobreza» es el principal motivo discriminatorio.
La discriminación por ser «persona gorda» es el segundo tipo de discriminación en Buenos Aires, Chaco, Entre Ríos, Mendoza, San Luis, Santa Fe, Tierra del Fuego y Tucumán.
El «color de piel» está entre el segundo y tercer tipo de discriminación padecida en las provincias de Chubut, Jujuy, Misiones, Salta, Santiago del Estero y Tierra del Fuego.
El tema de «género» figura como segundo y tercer motivo de discriminación en las provincias de Salta, Córdoba, La Pampa, Mendoza y San Luis.
Por su parte, las personas con discapacidad, LGBTIQ+, adultos mayores, motivos religiosos, el estado de salud de las personas y los niños/as y adolescentes, con el 3%, le siguen a la lista de los tipos de discriminaciones sufridas por las personas en el país.
El ser de origen asiático cierra el tipo de discriminación sufrida, con el 0,1%, según el estudio.
En su tercera edición, el relevamiento federal fue elaborado a partir de encuestas realizadas a 11.700 personas en sus hogares durante 2019 (antes de la pandemia) con el objetivo de «conocer las percepciones, las representaciones y las experiencias de discriminación en las provincias», y los resultados serán presentados el próximo martes a las 16 en el Salón de las Mujeres de Casa Rosada, informó el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo.
Este tercer mapeo fue realizado por el Inadi, luego de seis años del anterior, junto a 23 universidades nacionales.
La titular del Inadi, Victoria Donda, explicó esta tarde a Télam que «este mapa es un relevamiento nacional que se hace sobre cuál es la percepción de la sociedad argentina de los hechos de discriminación y racismo que se sufren diariamente».
«El primer dato significativo es que esa percepción que tenemos, casi de sentido común, de que Argentina no es un país racista, está desmentido en estas estadísticas», aseveró.
La funcionaria agregó que «sin datos de la realidad y la percepción, es muy difícil llevar adelante políticas de Estado que se orienten a bajar los niveles de violencia, porque la discriminación y el racismo no son otra cosa que hechos de violencia».
Entre los principales datos, el estudio identificó que, mientras que en la anterior edición, en 2013, solo un 12% de la población consideraba a la discriminación como una vulneración de derechos, en 2019 la cifra trepó al 36%.
Esto implica que, mientras en el anterior relevamiento muchas personas identificaban a la discriminación únicamente como «falta de educación, falta de respeto, burlas o maltrato», en esta nueva edición se triplicó la cantidad de individuos que incorporan «la mirada de la discriminación como la negación de un derecho», explicó el organismo en su informe.
«Este dato nos parece muy importante porque habla de que un porcentaje grande de la población reconoce (en la nueva edición) a la discriminación como algo que limita al ejercicio pleno de sus derechos», aseguró a Télam Karina Iummato, coordinadora del informe y del Observatorios e Investigaciones del Inadi.
A partir de los hogares encuestados, el estudio relevó que el 72% de la población tuvo experiencias de discriminación a lo largo de su vida, mientras que en 2013 esa población era del 65%.
En particular, este dato adquiere especial relevancia entre jóvenes, ya que de las personas de 18 a 29 años un 82% sufrió discriminación, mientras que entre quienes tienen de 60 a 74 años, un 53% dice haber vivido algún tipo de hecho discriminatorio.
«Este aumento habla de un mayor reconocimiento que se tiene de las prácticas discriminatorias, que muchas veces están naturalizadas», agregó Iummato.
Luego, enfatizó en la importancia de que la población pueda desnaturalizar y reconocer estos prejuicios y estereotipos, a través de un trabajo de concientización del organismo.
La coordinadora señaló que, a través de este diagnóstico de cómo se identifica la discriminación en Argentina, es posible «pensar hacia dónde direccionar las políticas públicas, atendiendo que algunos índices que dieron más altos».
En esa línea, un dato alarmante es que el ámbito donde más se padeció este hecho fue en el educativo, con el 41%, donde las principales causas de discriminación fueron aquellas relativas a «las cuestiones estéticas y a las corporalidades gordas».
«Estos primeros datos permiten aventurar la interpretación de que el trabajo de sensibilización es el primer paso para la identificación de las situaciones discriminatorias, y para poder avanzar en la promoción de la igualdad en el acceso a derechos», aseguraron.
Los ambientes que siguieron al educativo, como espacios donde se produjeron hechos de discriminación, fueron el laboral, el barrio y locales nocturnos como bares y boliches.
En la vía pública, la discriminación se expresó principalmente en situaciones relativas al racismo estructural, mientras que en el ámbito laboral la dimensión del género ocupó el primer lugar de estas experiencias negativas, especificó el estudio.
En cuanto esta dimensión, mientras que en 2013 las respuestas en torno a la discriminación por ser mujer se encontraban en un 6%, en esta edición se incrementó al 12% por las experiencias sufridas a nivel general y un 21% si solo se tienen en cuenta las respuestas de las mujeres, indica la investigación.
El informe también advirtió que creció «notoriamente» la identificación de las redes sociales como espacios de ámbitos discriminatorios, lo que alerta sobre lo que la población consideró «un entorno hostil donde circulan discursos de odio, noticias falsas y una suerte de cultura del odio (haters)».
En ese marco, las personas encuestadas consideraron que, frente a estas discriminaciones, el Estado debe accionar, principalmente, incorporando el tema en las escuelas y realizando más campañas de difusión, y en menor medida dictando nuevas leyes que penalicen la discriminación, aplicando multas y/o sanciones y ampliando las instituciones donde denunciar.