La caída de la demanda interna, los problemas para exportar y las dificultades para obtener insumos ponen en jaque nuevamente a la industria automotriz cordobesa, en el marco de la crisis nacional. En este contexto, las plantas se vieron obligadas a realizar suspensiones de personal.
Ramón Ramírez, CEO de Montich, mencionó los serios problemas con los que cuenta la industria a la hora de obtener insumos y materias primas, como así también en lo que respecta a los pagos al exterior. “Tenemos problemas de insumos, serios problemas de insumos en este momento, de materias primas, y de algunos que son de importación porque no están resueltos los temas del pago al exterior aún”, sostuvo.
En tanto, con los que respecta al mercado interno, según datos publicados por la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara), las ventas de vehículos cero kilómetro en Argentina registraron una caída del 22,1% en comparación con el mismo período del año anterior. Por otra parte, empresas como Toyota, que dependen de los mercados externos, enfrentan dificultades aún más grandes con la caída de las exportaciones a países como Chile y Colombia.
Adefa (Asociación de Fabricantes de Automotores), por su parte, reportó una disminución del 23,8% en la producción nacional de vehículos durante los primeros cinco meses del año. El impacto de esta crisis se manifiesta claramente en las decisiones las automotrices cordobesas como Fiat, Renault y Nissan, las cuales optaron por detener su producción durante varios días, lo cual subraya las complejidades de la situación tanto en el mercado local como internacional.
En total, fueron seis de las nueve plantas automotrices que operan en Argentina las que decidieron suspender la producción durante un período que incluyó nueve días, aprovechando los feriados. Para muchos referentes de la industria, la justificación principal radica en que producir vehículos que no serán vendidos carece de sentido.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Industriales de Metalúrgicos, Gustavo del Boca, expresó su preocupación por la situación e indicó que algunos sectores de la producción metalmecánica ya experimentaron una caída del 40%.
Sin indicios de una pronta reactivación
A medida que avanza el año, las expectativas de recuperación en el sector son inciertas. Ramírez señaló que los problemas estructurales y la necesidad de planificación hacen que cualquier intento de reactivación tome entre 90 y 120 días desde el momento de la decisión inicial.
“En realidad lo que estamos viendo es cómo viene este rebote de la ‘V’ o la ‘U’ o lo que sea. No sabemos qué letra es. El tiempo va pasando. Ya estamos prácticamente en julio. No es fácil reactivar el sector. Los problemas son muchos. Hay un problema de caída de mercado, del mercado local. La realidad es que, para que se reactive el sector, en uno como el nuestro cuando hay una planificación son 90, 120 días desde el momento en que se decide reactivar porque no es inmediato”, concluyó.