El Día de las infancias nos da la posibilidad de repensar cómo convertir esta celebración en algo auténticamente especial, más allá de los regalos materiales. El valor del tiempo compartido con los pequeños se manifiesta en los lazos afectivos que creamos, en la confianza que construimos y en la oportunidad de brindarles un espacio seguro para expresar sus emociones y necesidades. Los estudios en psicología del desarrollo corroboran que el apego seguro es un factor fundamental en su bienestar y resiliencia ante los desafíos que enfrentan.
Los expertos en desarrollo infantil nos recuerdan que más allá de los regalos materiales, lo que realmente necesitan los niños es el calor humano y la presencia de adultos dispuestos a brindarles una atención sincera.
Numerosos estudios han puesto de manifiesto las difíciles circunstancias a las que muchos de ellos se enfrentan diariamente. Datos recopilados por organizaciones como Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que la pobreza, la falta de acceso a la educación y la salud, la violencia y el abandono, son solo algunas de las sombras oscuras que acechan sus días.
La violencia y el abandono, por ejemplo, son problemáticas alarmantes que afectan a millones de niños en todo el mundo. Según datos de la OMS, a nivel mundial aproximadamente uno de cada cuatro niños ha sido víctima de maltrato físico durante su infancia, y uno de cada cinco niñas ha sufrido violencia sexual. Estas experiencias traumáticas pueden tener consecuencias devastadoras para su salud mental y emocional, afectando su autoestima, confianza y capacidad para establecer relaciones saludables.
El acceso limitado a la educación es otro desafío crucial que enfrentan muchos niños vulnerables. La OMS estima que alrededor de 262 millones de niños y adolescentes en edad escolar no asisten a la escuela, y muchos de ellos viven en regiones afectadas por conflictos y crisis humanitarias. La falta de acceso a la educación les priva de oportunidades para desarrollar su potencial y acceder a una vida más próspera y digna.
Ante tales circunstancias, surge con más fuerza que el compromiso de la sociedad en la protección y bienestar de las infancias se convierte en un imperativo moral y ético. Está demostrado que el apoyo emocional y la presencia afectiva de adultos significativos son fundamentales para mitigar los efectos adversos de las experiencias traumáticas y promover un desarrollo saludable y resiliente.
También es una oportunidad para los adultos. En este sentido, el voluntariado desempeña un papel vital en el bienestar infantil. La ONG Huellas, por ejemplo, se ha comprometido con el voluntariado a brindar espacios para que los niños vulnerables encuentren una red de apoyo cercana a la de amigos y familiares. A través de juegos creativos descubren en esos momentos oportunidades para expresar y canalizar sus emociones.
Es por medio de los juegos que los niños aprenden a forjar vínculos con los demás, a compartir, negociar y resolver conflictos. Es un vehículo para construir habilidades sociales y emocionales clave, que sentarán las bases para un futuro más resiliente y compasivo.
En ese marco, la ONG Huellas invita a la comunidad cordobesa a unirse al voluntariado para realizar actividades de servicio a la comunidad en hogares, comedores y asilos. El único requisito es disponer de dos horas libres los días sábados por la tarde. Quienes estén interesados pueden inscribirse en el sitio huellas.social/Voluntariado o seguir las redes sociales de la agrupación a través de @huellas.social.