Se trata de Carlos Ariel Rubio, quién junto a su esposa y cuñado fueron declarado culpables por 14 hechos de estafas inmobiliarias en tres emprendimientos en la ciudad de Córdoba.
Si bien Rubio fue condenado a prisión efectiva, su esposa Andrea Vargas y su cuñado Ángel Vargas tuvieron penas menores de tres años de prisión en suspenso.
La investigación de la causa estuvo a cargo de la fiscal Valeria Rossi quien demostró que los condenados, después de efectivizar una venta, iniciaban algunas tareas para demostrar avances en las obras y seguir vendiendo.