Un desafío destinado a niños y adolescentes en el que llaman a sumar a amigos a un grupo de WhatsApp para completarlo con 1.500 contactos está en el foco de la Fiscalía número uno de Delitos Contra la Integridad Sexual de Córdoba, a cargo de Juan Avila Echenique. El motivo que encendió las alarmas entre familiares, clubes y escuelas fue la distribución de imágenes de abuso infantil a algunos de los miembros que fueron agregados a los grupos.
El modus operandi delictivo es casi siempre a través de WhatsApp, donde meten a niños a distintos grupos y a su vez le piden a estos que agreguen a amigos de ellos. Luego, en dichos espacios, distribuyen pornografía infantil o se contactan de forma individual con los menores.
Así lo contó la madre de un damnificado: “Padres y maestros hicieron circular la noticia. Hay que hablar con los chicos para que no ingresen a grupos de desconocidos. El grupo era de pornografía infantil y captan datos de los niños que están en este grupo, después les hablan diciendo que están en esos grupos y empiezan a tener vínculos con los chicos de manera individual. Tienen 1500 teléfonos de niños, y ahí es donde están todos expuestos al riesgo”.
Andrés Piazza, especialista en Derecho y Política Pública en Internet, señaló en Cadena 3 que, si bien las modalidades delictivas van cambiando, esta es la primera vez que resuena y solo se vio en Córdoba, aunque “elementos parecidos se ven en el país y en otros países”. En ese marco, dijo que los padres deben ejercer el rol de la supervisión, “hacer el esfuerzo por entender y acompañar más a los chicos”, y recordó que en los grupos de WhatsApp se puede establecer una cuestión de privacidad para no ser agregados a grupos intempestivamente.
Además, explicó que en estos casos “hay una búsqueda de tomar contacto para poder hacer diferentes cosas: puede haber abuso con contenido físico o puede haber simplemente nuevas imágenes que se van captando y que pueden ser utilizadas para un negocio de distribución de pornografía”. En esta línea, Piazza aseguró que “en cualquier de los casos, el solo hecho de tomar contacto con un menor de edad para esto, ya es un delito. Si no se logra el resultado, igual es un delito, que es el grooming”. Y sumó: “Y la tenencia de estas imágenes también es un delito”.
Hasta ayer, la Justicia sólo había recibido un par de denuncias. Pero desde la fiscalía invitaron a los damnificados a acercarse y denunciar.