“La conclusión es que el estrangulamiento la lleva a la muerte”, fue la frase con la que las forenses Romina Rufino y Eliana Moretta describieron la forma en la que Catalina Gutiérrez fue asesinada. El resultado de la autopsia se leyó ayer en la tercera audiencia por el juicio contra Néstor Soto, detenido por el crimen de la joven.
Las médicas forenses que practicaron el análisis el 18 de julio de 2024 aseguraron que Catalina fue golpeada en el área izquierda de la cabeza, dejándole el ojo, la ceja, la sien y la mejilla morados. También quedó evidenciado que la amordazó y ató sus muñecas, y luego la ahorcó con un lazo que no se encontró.
Asimismo, las forenses indicaron que las lesiones fueron hechas “en el mismo período de tiempo”. En ese sentido, hicieron hincapié en los golpes en la región perilaríngea, que estaba más lastimada en “la base izquierda de la lengua, donde había moretones”.
En cuanto al estrangulamiento, se presume que fue con un lazo o cinta que le dejó una marca de 2,5 centímetros de ancho. Esa fuerza habría sido hecha de forma tal que “todo el aparato laríngeo fue llevado hacia atrás rompiendo la cara posterior de la tráquea”.
Asimismo, las forenses sostuvieron que hubo un forcejeo entre la víctima y Soto. Además, indicaron que Catalina tenía múltiples golpes de distintos ángulos provocados “por un elemento romo, que en general es un puño o un palo”. E incluso, recalcaron que algunas de las marcas en su cuerpo eran por “defensa y lucha”.
Según la pericia, Soto entendió y dirigió su accionar
Las pericias psicológicas y psiquiátricas de Soto revelaron que “pudo comprender y dirigir sus acciones”. De este modo, los peritos oficiales afirmaron que está descartada la emoción violenta, el desarrollo pasional y el estado de inconsciencia. “No advertimos alteraciones psicopatológicas en el imputado por lo cual consideramos que al momento del hecho pudo comprender y dirigir sus acciones”, indicaron. Por otra parte, se destacaron los rasgos obsesivos, narcisistas y de egocentrismo de Soto. En tanto, Marcela Scaraffía, una de las peritas, recalcó que el joven sintió “invalidación que facilita una acción de impulsividad y agresividad”.
A su vez, la perita afirmó que el acusado siente culpa de sus actos, aunque presenta “aspectos de psicopatía”.
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