Un hombre (49) mató de un escopetazo a su hijo (20) al confundirlo con un ladrón. El hecho ocurrió en los primeros minutos de ayer, en un domicilio de barrio Guiñazú. Tras el episodio, el padre del joven se entregó a la Policía, en medio de un ataque de nervios.
Todo sucedió cuando Víctor Hugo Pérez Padilla escuchó ruidos en el patio de su vivienda ubicada en calle Del Moxeno 44, a pocas cuadras de la avenida Juan B. Justo, de Guiñazú. Al asomarse, según fuentes policiales, observó sombras y movimientos de personas en el patio de la vivienda, según diría luego.
Ante esta situación, tomó una escopeta calibre 16 de doble caño, se asomó y efectuó al menos un disparo contra la silueta. Al dar en el blanco, el sospechoso cayó y Hugo disparó otra vez.
Lo peor tuvo lugar en el preciso momento en que el vecino comprobó que el joven herido era su propio hijo, Rodrigo Pérez Marcani. Ante esta situación, completamente desesperado, el hombre llamó a su esposa y, juntos, lo cargaron en el Fiat Duna Weekend de la familia para trasladarlo al Hospital Elpidio Torres. Allí, el cuerpo médico no pudo hacer nada para salvarlo y el muchacho falleció producto de los perdigones de plomo que le dieron en un omóplato.
Por su parte, Victor Hugo se fue del hospital, buscó la escopeta en su casa y, en una crisis nerviosa, se entregó a la Policía. El hombre quedó detenido mientras se define su situación procesal.
La causa recayó en la Fiscalía número 5 de Violencia Familiar de Córdoba. De todos modos, la principal hipótesis que se baraja es que, si bien el disparo fue intencional, todo se trató de una fatal confusión por parte del hombre que creía que sería víctima de un asalto y buscó defenderse.
En paralelo, se dispuso que personal de Bienestar Policial acompañe a la familia en este tremendo y difícil momento.