Pablo Ventura, el joven que estuvo detenido algunos días como supuesto partícipe del crimen de Fernando Báez Sosa, dijo que a los ocho rugbiers ahora enjuiciados los vio pelear «en varias situaciones, a la salida de algún boliche en Zárate o en jodas».
El joven es oriundo de la ciudad bonaerense de Zárate donde también vivían los ocho acusados del asesinato de Báez Sosa y, ante la afirmación del testigo, el fiscal Juan Manuel Dávila le repreguntó por qué se refería a que actuaban en grupo: «Siempre, eran tres, cuatro o cinco, siempre eran mayoría a la hora de pelear contra una o dos personas».
El remero sostuvo a la prensa que su declaración «fue simple» y que duró «entre 15 y 20 minutos», para luego darle lugar a su padre, José María, el segundo testigo de la tercera jornada.
Ventura recordó que al día siguiente del asesinato de Báez Sosa la DDI de Campaña lo fue a buscar a su casa de Zárate y luego fue trasladado a Villa Gesell, a la fiscalía.
Allí -recordó- le dijeron que él había sido mencionado por uno de los rugbiers entonces detenido, como partícipe del ataque y que, ante las preguntas del fiscal, el joven ratificó que, al momento del crimen, él estaba en la ciudad de Zárate.
«Fue muy de cobarde nombrar a alguien cuando fuiste vos quién lo hizo. Perdí mi privacidad después de esto. Especialmente los dos meses después que pasó el hecho. Me gustaría escuchar una explicación del por qué me nombraron», sostuvo el joven.
Ventura aseguró que sintió «un gran alivio» al declarar y que las preguntas que le formularon ambas partes lo ayudaron a liberarse. Y añadió que ahora su vida «está tranquila» y que espera que se haga justicia.
Finalmente, por falta de pruebas y tras comprobarse que no había salido de Zárate la noche del hecho, Ventura fue excarcelado el 21 de ese mismo enero de 2020 por pedido de la fiscal de Villa Gesell a cargo de la causa, Verónica Zamboni, y la orden del juez de Garantías David Mancinelli.