En el caso del trágico suceso de Gabriela Pérez, no existen pruebas concluyentes que respalden la teoría de disparos provenientes del interior del salón en el que ocurrió la tragedia. Se estima que al menos se efectuaron alrededor de diez disparos de calibre 9 mm, posiblemente con el propósito de infundir temor entre los presentes.
Uno de estos disparos habría ingresado por una pequeña ventana vertical. Esta situación plantea la posibilidad de un homicidio con dolo eventual como escenario posible. La principal conjetura apunta a que el incidente podría estar relacionado con conflictos internos dentro del ámbito sindical.
La fiscal a cargo del caso aguarda los resultados de la autopsia y otras pericias adicionales, y hasta el momento no se ha formulado ningún cargo ni se ha realizado ninguna detención, aunque estas circunstancias podrían cambiar en el futuro.
Pedido de justicia
Ayer, en un emotivo acto de solidaridad y demanda de justicia, familiares, amigos y allegados de Gabriela, llevaron a cabo una marcha en el centro de la ciudad.
La manifestación se inició en la intersección de las calles San Juan y Vélez Sársfield y se prolongó hasta la sede del sindicato de trabajadores de la limpieza. En este contexto, la protesta fue supervisada de cerca por las fuerzas policiales.
El asesinato de Gabriela Pérez en el acto sindical en Córdoba sigue sin tener a ningún sospechoso detenido, lo que incrementó la indignación entre los seres queridos de la víctima, quienes se unieron en la marcha que se llevó a cabo desde el corazón de la ciudad hasta la sede del sindicato de trabajadores de la limpieza, ubicada en la calle Entre Ríos.
Gisela, familiar directo de la víctima, expresó su demanda de justicia y su anhelo de identificar al responsable de este trágico hecho. Además, destacó que, según su percepción, el disparo fatal no podría haber sido efectuado desde fuera del recinto.
«No, era imposible, los disparos provenientes del exterior eran de un calibre diferente. También escuché disparos que venían del área de la parrilla. Vi cómo las balas se cruzaban en diferentes direcciones. Nos sentimos desamparados, nadie nos prestó auxilio», relató Gisela.
La situación se volvió aún más dolorosa para la familia cuando se enteraron de que, tras el incidente, se celebró una fiesta en el club como si nada hubiera ocurrido.
“Nadie me quería ayudar y vino mi compañera a socorrerme, le puso un buzo para que no perdiera sangre, pedía un auto, nadie me quería ayudar, no sé cuánto tiempo pasó y llega un referente del sindicato y le dije que la llevara y me dijo que no la podía tocar. Les decía que se me moría mi hermana y no me ayudaban”, concluyó Gisela en un testimonio desgarrador.