Durante el fin de semana se registraron numerosas sustracciones de placas en el tradicional cementerio San Jerónimo.
Algunos vecinos difundieron en redes videos y fotos en los que puede apreciarse el estado lamentable de la necrópolis ubicada en barrio Alberdi.
Fundado en 1843 después de una epidemia de escarlatina acontecida en 1838 y de otra de viruela, el predio se construyó en unas cinco hectáreas que fueron gestionadas por el entonces gobernador de la ciudad, Manuel “Quebracho” López.
Como curiosidad, cuenta la historia que el ingeniero enviado por el entonces presidente Juan Manuel de Rosas, Fermín Manrique, quiso advertirle al Restaurador que López lo traicionaría. Aquel le envió la carta a López sin decir nada y el mismo día de la inauguración, el ingeniero fue detenido y fusilado, convirtiéndose de esta manera en el primer muerto en ocupar el camposanto.
“Qué vergüenza”, se escucha en uno de los videos que circularon en donde se pueden ver los nichos y mausoleos desnudos de las placas que recuerdan a los difuntos.