Por exceso de tiempo libre, gran creatividad o desafío a los prejuicios sociales, Mayra Alonso, una dominicana de 59 años, fingió su propia muerte solo para saber cómo sería su funeral.
La mujer quería realizar una celebración en vida de su funeral, por lo que organizó ella misma la ceremonia, en la que participaron sus familiares y amigos.
El velatorio se llevó a cabo en la provincia de Santiago y Mayra lució una bata blanca, una corona y unos algodones en la nariz. Todo pagado y organizado por ella misma.
La mujer llegó a su casa con un ataúd alquilado y, entre cantos y mensajes, sus seres queridos le dieron el adiós correspondiente. Mayra alcanzó a estar una hora y media dentro del féretro y posteriormente reconoció que pasó mucho calor y se sintió muy sola.