En el marco del séptimo aniversario de la primera marcha Ni una Menos, «la falta de perspectiva de género en la Justicia», encabeza la lista de materias pendientes, señaló la actriz Laura Azcurra, militante y miembro del colectivo Actrices Argentinas. El movimiento encarna la lucha feminista contra la violencia patriarcal y se expresó por primera vez el 3 de junio del 2015 contra el avance de los femicidios, la agencia Noticias Argentinas dialogó con Azcurra acerca de las principales consignas y demandas que se llevan adelante en esta fecha conmemorativa.
Por otro lado, en conversación con Eugenia Sansone, experta en derecho con perspectiva de género, analizamos el actual estado de la justicia y qué respuestas efectivas está dando ante la imparable ola de Femicidios. «Entre las reivindicaciones que comparten las distintas agrupaciones feministas y que este 3 de junio vuelven a alzarse en todo el país, la falta de perspectiva de género en la Justicia encabeza la lista», señaló Azcurra.
La lista de reclamos es larga: «Visibilizamos también la precarización laboral de las mujeres y residencias; pedimos el reconocimiento salarial para las compañeras trabajadores de la contención social en los barrios», explicó. Además, advirtió que «en las consignas generales de los movimientos también aparecen las demandas de las mujeres de los pueblos originarios y la lucha contra los extractivismos». «Además, visibilizamos que la deuda es con nosotras respecto el salario: seguimos por debajo del 30 por ciento en relación a los hombres y encima, con todas las tareas de cuidado a cargo», añadió.
Entre las consignas históricas, menciona la efectiva implementación de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) en todo el país. «Que llegue a todos los espacios porque la ESI es prevención, es una forma de detectar situaciones de abuso en niñeces y adolescencias». Y también hace mención a la necesaria separación de Iglesia y Estado.
Desde el 2015, Azcurra marcha cada 3 de junio «con la misma convicción desde el primer día», desliza, aquella que la llevó a sumarse al grito colectivo y espontáneo del primer ni una menos, también para exigir que dejen de matarnos: «Tengo la convicción de que hay que seguir visibilizando y debatiendo porque los números no bajan y siguen siendo alarmantes», señaló.
Laura también marcha «para dar voz a aquellas comunidades y mujeres que no la tienen». Y resalta un caso clave del que poco se habla, como es la práctica de Chineo. «Al día de hoy todavía muy vigente en distintas provincias del norte sostenido por complicidad machista».
El chineo, es una violación en manada a niñas indígenas mayormente entre 8 y 11 años, a modo de marcar propiedad sobre sus cuerpos.
¿Qué avances hubo en la justicia en todos estos años?, consultó NA a Eugenia Sansone, experta en derecho con perspectiva de género.
Desde la primera marcha del «Ni una menos» en Argentina ha habido importantes avances en materia de reconocimiento de Derechos de las Mujeres. En particular, a partir de la sanción y reglamentación de la Ley 27610 de Interrupción Legal del Embarazo en el año 2020, como así también con la Ley 27499, conocida como «Ley Micaela», sancionada en 2019, con la que se estableció la capacitación obligatoria en la temática de género y violencia contra las mujeres para todas las personas que se desempeñan en la función publica en todos sus niveles y jerarquías del Estado.
En relación a la capacitación por la Ley Micaela, la experta también considera «un gran avance» que haya despertado interés por fuera de los 3 Poderes del Estado, como ocurrió con los medios de comunicación, los partidos políticos, los sindicatos, entre otros espacios comunitarios.
-¿Qué busca la Ley Micaela?
-En primer término, la identificación de las violencias y de los estereotipos de género que subyacen en la cotidianeidad de nuestras vidas reproduciendo estructuras de poder y de opresión donde se perpetúa la violencia de género y la desigualdad.
Ella asegura que son los modelos binarios los que se deben repensar de manera urgente. «Por un lado, están los varones, los que siempre deben ser fuertes, valientes, protectores, proveedores, independientes, con capacidad para mandar, dirigir y gobernar, dueños del mundo de lo «público».
Y por el otro, estamos nosotras las mujeres, las que respondemos a la categoría de las débiles, miedosas, las necesitadas de protección, dependientes, madres, sumisas, destinadas a obedecer, acompañar y cuidar a los demás, y forman parte del mundo de lo «privado». Los estereotipos de género dejan por fuera la heterogeneidad y la complejidad de las personas, favoreciendo, en consecuencia, la discriminación a las mujeres u disidencias. Con esta ley, se busca repensarnos y reeducarnos en ese sentido.
-A pesar de los avances detallados, los Femicidios siguen ocurriendo diariamente. Desde el poder Judicial, ¿se está tomando alguna acción en concreto? .
-Hay un avance pretendido en cuestiones de derechos de las mujeres y disidencias, que aún no termina de configurarse en medidas asertivas. A pesar de los compromisos que nuestro Estado ha asumido con la comunidad internacional ratificando convenciones sobre Derechos de las Mujeres (Convención Belem Do Pará, Cedaw) e incorporándolas a nuestro plexo normativo, obligándose de esta manera a adoptar medidas concretas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, la realidad es que todavía hoy no contamos con una justicia que pueda dar respuestas integrales a las víctimas de Violencia de género. Asi sucede, por ejemplo, con la tutela judicial efectiva, que no es tal y continúa siendo ilusoria. La prevención no es suficiente.
Por otra parte, ante el avance de los derechos de las mujeres se han fortalecido los grupos antiderechos, que buscan evitar que las estructuras cambien, perpetuan la violencia contra las mujeres y además, encuentran nuevas formas de hacerlo. Como ocurre en varios países de Latinoamérica donde se viene registrando un aumento considerable de casos de violencia vicaria, es decir, ante las medidas de protección a la mujer, el violento termina «golpeándola» donde sabe que más le duele: con sus hijos e hijas.
La Justicia sigue reproduciendo estereotipos machistas que se perpetúan a través de las distintas decisiones judiciales, que siguen poniendo obstáculos en el acceso a la misma para las mujeres víctimas de violencia de género. Es urgente, por esto, desarticular las visiones estereotipadas de género en la administración de Justicia, para procurar, finalmente, el acceso igualitario de las mujeres al pleno ejercicio de sus derechos y al goce efectivo y real de una vida libre de violencias.