El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció ayer su dimisión luego de que una avalancha de renuncias en su Ejecutivo por varios escándalos hiciera evidente que ya no tiene el apoyo de su Partido Conservador, lo que lo vuelve incapaz de gobernar.
Luego de aferrarse al cargo durante dos días, el premier que sacó al Reino Unido de la Unión Europea (UE) y que lo condujo durante la pandemia de coronavirus y la guerra en Ucrania admitió que su partido ya no lo quiere.
“Esta claro que la voluntad del Partido Conservador es que debería haber un nuevo líder del partido y, por lo tanto, un nuevo primer ministro”, dijo Johnson al anunciar su renuncia, donde aclaró que seguirá como premier hasta que su partido elija a su sucesor.
Varios diputados oficialistas, sin embargo, dijeron que debe irse lo más pronto posible para evitar una parálisis política, mientras que el opositor Partido Laborista adelantó que tratará de derribarlo con una votación de censura en el Parlamento si no deja el cargo. Incluso la prensa británica lo acusó de aferrarse al poder para celebrar una lujosa fiesta de bodas para su hija en la residencia de campo de los primeros ministros. “Necesitamos calma y unidad ahora y seguir gobernando hasta que sea designado un nuevo jefe de partido”, clamó la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss.