Se realizó ayer la tercera audiencia del juicio por el crimen de Blas Correas, el joven que murió el 6 de agosto de 2020 por una bala policial. El cabo primero Javier Alarcón, uno de los efectivos acusados por el asesinato, sostuvo que “nunca” disparó con intenciones de matar, mientras que la oficial ayudante Yamila Martínez, brindó detalles sobre la fatidica noche.
Alarcón, quien disparó contra el Fiat Argo luego de que lo hiciera su compañero Lucas Gómez, fue el primero de los policías en declarar y relató que, ese día, por frecuencia radial, fue comisionado a controlar “un vehículo que supuestamente se dio a la fuga”. En ese sentido, el policía sostuvo que fueron alertados sobre “seis ocupantes (del auto) que podrían portar armas”.
El efectivo, que se encontraba en el control policial sobre avenida Vélez Sarsfield y Romagosa de nuestra capital, sostuvo: “Se aproxima el Fiat blanco y encara al policía Gómez. Desenfundé mi arma. Nunca disparé con intenciones de matar a nadie”.
Alarcón sólo se refirió a esa circunstancia y no aceptó responder preguntas. Luego, el tribunal técnico le preguntó a Gómez si quería también declarar, aunque este se abstuvo.
En el juicio también habló la oficial Martínez, que se encontraba en el puesto de control la trágica noche. Según recordó Martínez, quien cumple prisión domiciliaria desde hace dos años, esa noche el auto en el que se transportaba Blas bajó la velocidad y ella sacó el arma, debido a la posibilidad de que los jóvenes estuvieran armados, tal como indicó Alarcón. Como el conductor continuó viaje pese a las señas para que se detenga, Martínez guardó el arma y registró la patente. Fue en ese momento en que escuchó disparos.
Luego, la oficial subió al patrullero junto a Gómez y le preguntó por qué había disparado, a lo que él le respondió que lo había hecho “dos o tres veces”. Finalizado el relato, Martínez dijo que no podía creer lo que estaba pasando y aseguró que los dos cabos “violaron el protocolo” al disparar.